Me dices que visto cara de cadáver, que mis ojeras están a punto de aterrizar en mis zapatos y que gasto peor ánimo que un púgil sobornado antes de escuchar el “gong”. Me cuentas que, en los últimos tiempos, mis amigos sólo van a visitarme cuando saben que no estoy en casa, que de mis muebles apenas queda la carcoma y que mi mujer ya no se acuerda de mí, salvo cuando tiene que acostarse con algún acreedor. De mis hijos no dices nada: sabes que murieron antes de nacer, estrellados contra una pared de látex.
Y es que, muchacho, lo admito: estoy pasando una mala racha. Una de esas épocas en las que lo más que esperas de un domingo soleado es que no te calcine la calavera. Corren tiempos oscuros. Y es que, maldita sea, cuando sientes en tu nuca el aliento de la muerte asusta más que el del sodomita más lascivo.
Mientras, paso el trago acodado en la barra del Savoy, entre trago y trago. Escoltado por mujeres con el carmín corrido y las esperanzas vendidas al peor postor y hombres de espaldas rendidas y almas del nueve largo.
Thursday, March 29, 2007
Tuesday, March 27, 2007
FRONTERAS
Tanta legislación, tantas voces, incluso patadas en los cojones por culpa de las fronteras; algo que, en mis idas y venidas, jamás hallé, salvo en el cerebro de unos pocos.
Tuesday, March 20, 2007
MÓVIL
Al final, fue el móvil: Aquel dichoso aparato que, hasta hace poco, creía prescindible. Pero cuando, por la mañana, intentó llamar y no recibió señal alguna se sintió tan superada que volvió a la cama y la inundó de lágrimas durante el resto de la jornada.
No importaba que se hubiera quedado sin trabajo, su vivienda se cayera a pedazos, ni la ruptura con Jorge… Al final, fue el móvil.
No importaba que se hubiera quedado sin trabajo, su vivienda se cayera a pedazos, ni la ruptura con Jorge… Al final, fue el móvil.
"ANESBANK"
No soy una buena persona. De lo contrario no me regocijaría de noticias como el ingreso en prisión del presidente de la oenegé Anesvad, por un presunto delito de apropiación indebida.
Las oenegés me parecen contraproducentes. Creo que su función, antes que la de auxiliar al apadrinado, consiste en amansar al padrino. Algo semejante a los mercadillos de señoronas de Serrano “a beneficio de los huérfanos” que cantaba Moncho Alpuente. Colaborando con una oenegé muchos ciudadanos lavan la mala conciencia resultante de vivir en una sociedad edificada sobre el concepto de plusvalía, ergo de explotación. Así, la cuota mensual se convierte en el mínimo esfuerzo que evita se planten sobre la mesa asuntos más graves, como la desigualdad y la miseria creada, en los que el ciudadano medio tiene poco que hacer. Los argumentos en contra me los sé de carrerilla y son de lo más sensiblero: que siempre será mejor salvar una vida que ninguna, que gracias al voluntariado se suple la inoperancia de los gobiernos, que si tal, que si Pascual.... Pero no me valen. Al igual que ocurre con el cacareado “cambio climático”, si realmente nos preocuparan tanto las hambrunas, las enfermedades endémicas y la falta de desarrollo, se operaría un cambio radical en nuestros usos y costumbres; y sobre todo, en nuestros gobiernos. Cambio, que está muy lejos de producirse. Esta sociedad se semeja a un enfermo grave, dejemos que colapse para ver si los médicos le prestan de una vez la atención necesaria y dejemos de aplicar parches que dilaten su agonía.
En general, si las oenegés me resultan inofensivas debido a su generalizado buenrrollismo, el caso Anesvad lleva años provocándome urticarias con cada campaña publicitaria. Tontos no son porque, en su miserable estrategia, apelan a un sentimiento tan arraigado en sociedades cristianas como el de la culpa (trasunto del de pecado original). Total, que uno está cenando, pensando en el euribor o en la peli que pasarán a continuación, e irrumpe en el salón de su casa un tipo a lo de la Quadra Salcedo, mostrando imágenes de niños ulcerados, pegándote la bronca y acusándote poco menos que de ser el responsable de la lepra. Vaya usted a la mierda, hombre. O a la cárcel.
Las oenegés me parecen contraproducentes. Creo que su función, antes que la de auxiliar al apadrinado, consiste en amansar al padrino. Algo semejante a los mercadillos de señoronas de Serrano “a beneficio de los huérfanos” que cantaba Moncho Alpuente. Colaborando con una oenegé muchos ciudadanos lavan la mala conciencia resultante de vivir en una sociedad edificada sobre el concepto de plusvalía, ergo de explotación. Así, la cuota mensual se convierte en el mínimo esfuerzo que evita se planten sobre la mesa asuntos más graves, como la desigualdad y la miseria creada, en los que el ciudadano medio tiene poco que hacer. Los argumentos en contra me los sé de carrerilla y son de lo más sensiblero: que siempre será mejor salvar una vida que ninguna, que gracias al voluntariado se suple la inoperancia de los gobiernos, que si tal, que si Pascual.... Pero no me valen. Al igual que ocurre con el cacareado “cambio climático”, si realmente nos preocuparan tanto las hambrunas, las enfermedades endémicas y la falta de desarrollo, se operaría un cambio radical en nuestros usos y costumbres; y sobre todo, en nuestros gobiernos. Cambio, que está muy lejos de producirse. Esta sociedad se semeja a un enfermo grave, dejemos que colapse para ver si los médicos le prestan de una vez la atención necesaria y dejemos de aplicar parches que dilaten su agonía.
En general, si las oenegés me resultan inofensivas debido a su generalizado buenrrollismo, el caso Anesvad lleva años provocándome urticarias con cada campaña publicitaria. Tontos no son porque, en su miserable estrategia, apelan a un sentimiento tan arraigado en sociedades cristianas como el de la culpa (trasunto del de pecado original). Total, que uno está cenando, pensando en el euribor o en la peli que pasarán a continuación, e irrumpe en el salón de su casa un tipo a lo de la Quadra Salcedo, mostrando imágenes de niños ulcerados, pegándote la bronca y acusándote poco menos que de ser el responsable de la lepra. Vaya usted a la mierda, hombre. O a la cárcel.
Sunday, March 18, 2007
PRIMERA LÍNEA
Al morir mi padre, antes que tristeza, sentí una enorme desorientación y sobre todo, la urgencia por acometer todos los proyectos que llevaba tiempo postergando. Fue como si una ráfaga de metralleta hubiera barrido a cuantos me cubrían y, de pronto, me hallara en primera línea de fuego.
Saturday, March 17, 2007
GRAVEDAD
Tan abrumado estaba por sus problemas, que pensaba había perdido todo contacto con la realidad. Se tumbó en la playa y mientras el sol calentaba su rostro, apretó con sus manos sendos puñados de arena que huyeron por entre sus dedos. Intentó concentrarse en detectar la rotación del planeta y no lo logró; en cambio, sí percibió la fuerza de la gravedad, sujetándole al aquí y ahora. Entonces, al fin, se sintió mejor.
Wednesday, March 14, 2007
ANSIOLÍTICOS
Vaya por delante que, cada vez que me siento en la silla del dentista, doy gracias por haber nacido en un siglo con anestésicos. Sin embargo, me alarma la cada vez mayor frecuencia, con que pacientes, aquejados de angustia o ansiedad, acuden al médico de cabecera en busca de su ración de benzodiacepina. Algo no encaja si en la presunta sociedad del bienestar se ha disparado el consumo de tranquilizantes.
A juicio mío, la obsesión por el bienestar en nuestro tiempo linda lo paranoide. Vivimos bombardeados por mensajes que nos impelen, si no nos obligan, a ser felices. Más que felices, risueños. La desgracia no resulta “cool” en estos días de disfrute urgente y éxito veloz, y se obvia del discurso. Pero la desgracia existe y la tragedia nos asaltará, antes o después, no estando preparados para hacerle frente. Entonces te cuentan acerca de unas pastillas que, como el soma de Un Mundo Feliz, disipan toda clase de malestar psicológico ¿tentador, que no?
Nietzsche abogaba por enfrentar la adversidad como modo de fortalecimiento. No neguemos la evidencia y encaremos los reveses de la vida como el contrapunto necesario de gozar sus dones. No claudiquemos; no huyamos.
A juicio mío, la obsesión por el bienestar en nuestro tiempo linda lo paranoide. Vivimos bombardeados por mensajes que nos impelen, si no nos obligan, a ser felices. Más que felices, risueños. La desgracia no resulta “cool” en estos días de disfrute urgente y éxito veloz, y se obvia del discurso. Pero la desgracia existe y la tragedia nos asaltará, antes o después, no estando preparados para hacerle frente. Entonces te cuentan acerca de unas pastillas que, como el soma de Un Mundo Feliz, disipan toda clase de malestar psicológico ¿tentador, que no?
Nietzsche abogaba por enfrentar la adversidad como modo de fortalecimiento. No neguemos la evidencia y encaremos los reveses de la vida como el contrapunto necesario de gozar sus dones. No claudiquemos; no huyamos.
Monday, March 12, 2007
NÚRIA
Paseando, fuera de temporada, por aquella urbanización de la costa, enfrentado a las hileras de apartamentos con las puertas y ventanas cerradas, fue inevitable acordarse de Núria. Igual que aquellas viviendas, la había conocido en verano, pletórica de alegría y sedienta de vida. Ahora era un ser de silencios, como aquellas casas, implorando que alguien entrara en ella y subiera las persianas.
Saturday, March 10, 2007
HE REGRESADO...
Afirmaba Heráclito que “Todo cambia, nada permanece. No puedo sumergirme dos veces en el mismo río.” Y tenía toda la razón. Creo que el autentico sentido de un viaje es regresar siendo otro; lo cual, si atendemos al de Éfeso, es inevitable. Volviendo a Madrid se instala en mi cabeza una canción de Battiato que reza “Vivir no es muy complicado si puedes renacer después. Y cambiar varias cosas...”
Subscribe to:
Posts (Atom)