Wednesday, December 29, 2010

NOBLEZA CADUCA

La esposa del duque de Couperin descorchó otra botella de su Gran Reserva y le sirvió una copa a su marido que, saltándose todo protocolo, se la echó al coleto igual que vino barato.

- Lo cierto es que la última añada que embotelló mi bisabuelo resultó excelente.

- Desde entonces no hemos gozado de una cosecha tan abundante.

- Da igual, tenemos reservas de sobra, sírveme otra copa, cariño- dijo el duque señalando los estantes de su bodega, donde comenzaban a abrirse huecos.

Mientras, los acreedores atravesaban campos de vides yermas en dirección a la mansión.

Saturday, December 18, 2010

Thursday, December 16, 2010

AULLANDO CON EL COYOTE

Penúltima entrevista para los chicos de la Diagonal:


Tuesday, December 14, 2010

NAUFRAGIO

Llevo tiempo...demasiado... dándole vueltas a un asunto sin terminar de coger el toro por los cuernos.

Es el tema del paso del tiempo, la madurez y, como no, la enfermedad y la muerte al fondo. Diversas circunstancias y anécdotas vitales son las culpables.

Una de ellas, no la principal, mi reciente fracaso profesional me ha sumido en una depresión durante meses. No es nada grave y confío poder seguir posteando desde fuera del cotolengo pero servidor se pensaba a salvo de lo que siempre denominé, con una buena dosis de ignorancia y otra de altanería, "enfermedad para amas de casa ociosas". Vaya tela. El caso es que me encuentro a mis treintamuchos como una suerte de nini, sin oficio ni beneficio y bastante despistado. Uno entiende lo de madurez como la hora en que el fruto se encuentra en su punto perfecto y yo miro al cesto y lo encuentro notablemente vacío y, sí, cierta sensación de fracaso vital sí experimento. Por supuesto, ya se ocupa mi loquera de darme ánimos que para eso cobra pero la realidad es que he fracasado en casi todo.

Lo cierto es que lo de madurar siempre me pareció una empresa postergable. Dado que a la sociedad le conviene la existencia de peterpanes, singles y otras suculentas taxonomías del consumidor ya tendría tiempo de madurar... o no, siempre se podía uno agarrar a esa estupidez de legar a la ciencia un bonito cadáver. Sin embargo, un día o más bien una noche, caes en la cuenta de lo cansado que resulta andar siempre a la zaga de la última tendencia, la última chuchería o la última falda. Digo una noche porque son las horas en que se han materializado mis pensamientos más tristes y las certezas más desoladoras. Y decides que ya está bien y que es hora de madurar. Pero nadie nos va a enseñar a hacerlo o peor aún, nos lo van a hacer imposible. Has dejado pasar tantos trenes que el único vagón en que te admiten es el de otros tantos en la misma situación. Ahí se establece un periodo que damos en llamar "de caída libre". Descenso a tus infiernos, a tus decisiones erróneas, a las trampas del orgullo... es entonces cuando ese mendigo al que considerabas carente de voluntad para enmendar su vida te parece un familiar cercano.

Sin otro mecanismo de supervivencia que la curiosidad, sigues adelante. Y aunque la inercia tiende trampas peligrosas te vas haciendo con el control en pleno temporal. Reveses de todo tipo y algunos apoyos, tan incondicionales como inexplicables a estas alturas de la catástrofe, son las dos caras del naufragio y cierta determinación de llegar a algún lado, aunque sea a nado .