Monday, December 29, 2008
DESAPARECIDO
Cada vez que, al salir de paseo, encontraba el dichoso cartel con su foto y la leyenda “Desaparecido. La última vez que fue visto vestía chándal azul y pantuflas…” arrancaba el cartel y lo hacía añicos: Mandaba cojones que nadie de su familia se hubiese preocupado por él hasta que decidió emprender una nueva vida.
Thursday, December 25, 2008
WILL EISNER´S THE SPIRIT
Aquella madrugada, Frank Miller se despertó sudoroso e inquieto en la habitación del hotel donde descansaba de la promoción de su última película. Se sobresaltó al encontrar a los pies de la cama el fantasma de Will Eisner que le increpaba:
- ¡Pero que has hecho con mi Spirit, pedazo de cabróóón!
- ¡Pero que has hecho con mi Spirit, pedazo de cabróóón!
Wednesday, December 24, 2008
Thursday, December 18, 2008
LO QUE SÉ DE CASAVELLA
Hay peña que no debería morirse y, desde luego, es injusto que se muera tan joven, privando a familiares y amigos de su compañía y a lectores de su arte. Sigo a pocos escritores contemporáneos porque me parece una pérdida de tiempo; prefiero entretenerme con autores que han sufrido la criba del tiempo. Sin embargo, tengo un pequeño altar con varios autores que me podría cruzar por la calle o encontrarme en un aeropuerto. Casavella era el único español. Fue tal la alegría que sentí cuando le otorgaron el Nadal que envié mensajes de móvil a varios amigos que disfrutan de su obra. Se reparaba una injusticia cósmica.
Casavella tenía cara de pasmado pero su escritura desprendía una inteligencia inusual: la que se cuece en los barrios, en los garitos y en los lupanares. Inteligencia de superviviente, inteligencia de o espabilas o te la dan. La literatura de Casavella no era un artificio impostado, era el lenguaje del Raval o del cinturón industrial de Barcelona, tal cual. Sus crónicas no hablan de fracasos heroicos sino reales, de los que no albergan posibilidad de redención o consuelo. Su humor es de los que te congelan la sonrisa, preguntándote si estará bien reírse de “eso”.
Casavella parecía apático pero fue capaz de culminar la monumental El día del Watusi, digámoslo, la mejor trilogía escrita en lengua castellana en la España democrática. Un certero análisis de la evolución de las diferentes castas sociales que convivieron en la Barcelona preolímpica.
He leído sus libros y los he prestado y regalado a aquellos que considero dignos de ello. El secreto de las fiestas una de las novelas que me llevaría a una isla desierta. Y Lo que sé de los vampiros, su revalida, la demostración de que no solo era capaz de reflejar la voz de la calle sino escribir novela histórica y además entretener.
Casavella tenía pinta de pringado, pero solo para aquellos que no se toman la molestia de conocer a las personas. Los pringados fueron su gran tema: aquellos que llegan a los sitios al minuto siguiente de que se haya producido el gran acontecimiento que habría cambiado su destino; aquellos que nunca aciertan la quiniela y se enamoran de la chica equivocada. Entenderán por qué me apasiona su obra.
Casavella era grande. Solo alguien así podría hacer apología de la conga y soltar sin estremecerse frases como su “Todo es terrible, pero nada es serio”. Ahora Casavella está muerto y se le va a echar de menos en el fresco servil y adocenado de las letras castellanas.
Casavella tenía cara de pasmado pero su escritura desprendía una inteligencia inusual: la que se cuece en los barrios, en los garitos y en los lupanares. Inteligencia de superviviente, inteligencia de o espabilas o te la dan. La literatura de Casavella no era un artificio impostado, era el lenguaje del Raval o del cinturón industrial de Barcelona, tal cual. Sus crónicas no hablan de fracasos heroicos sino reales, de los que no albergan posibilidad de redención o consuelo. Su humor es de los que te congelan la sonrisa, preguntándote si estará bien reírse de “eso”.
Casavella parecía apático pero fue capaz de culminar la monumental El día del Watusi, digámoslo, la mejor trilogía escrita en lengua castellana en la España democrática. Un certero análisis de la evolución de las diferentes castas sociales que convivieron en la Barcelona preolímpica.
He leído sus libros y los he prestado y regalado a aquellos que considero dignos de ello. El secreto de las fiestas una de las novelas que me llevaría a una isla desierta. Y Lo que sé de los vampiros, su revalida, la demostración de que no solo era capaz de reflejar la voz de la calle sino escribir novela histórica y además entretener.
Casavella tenía pinta de pringado, pero solo para aquellos que no se toman la molestia de conocer a las personas. Los pringados fueron su gran tema: aquellos que llegan a los sitios al minuto siguiente de que se haya producido el gran acontecimiento que habría cambiado su destino; aquellos que nunca aciertan la quiniela y se enamoran de la chica equivocada. Entenderán por qué me apasiona su obra.
Casavella era grande. Solo alguien así podría hacer apología de la conga y soltar sin estremecerse frases como su “Todo es terrible, pero nada es serio”. Ahora Casavella está muerto y se le va a echar de menos en el fresco servil y adocenado de las letras castellanas.
Wednesday, December 17, 2008
HALELLUJAH
Hay canciones, en realidad obras de arte, que ayudan a encontrar un poco de reposo para meditar acerca de los asuntos verdaderamente importantes. Felices Fiestas a todos.
Sunday, December 14, 2008
MADRID ESTÁ LLENO DE FRÍO
Imposible no tararearla esta mañana, rompiendo la escarcha mientras cruzaba la Plaza de Oriente.
Friday, December 12, 2008
Wednesday, December 10, 2008
¡POMPAS DE CHICLE!
Que sí, que sí, que sí... que los Cramps ya tenían una bajista que mascaba chicle mientras tocaba, hace treinta años. Pero en el punk-rock la juventud es un valor en alza.
Tuesday, December 09, 2008
COMO EL TIEMPO...
Si la lluvia puede calar hasta los huesos, supongo que también puede anegarnos el alma.
Thursday, December 04, 2008
SIMPÁTICOS LOS NAZIS
Ayer unos terroristas asesinan a un empresario del PNV, Ibarretxe aparece mas que preocupado por el crimen porque era “uno de los nuestros”. Por la noche reviso la película El Hundimiento que recrea los últimos días de Adolf Hitler.
En todo proyecto fanático hay un líder de carácter sicópata, apellídese Hitler, Stalin o Arana: su nula capacidad de empatía propicia la justificación de los crímenes más abyectos en aras de una ideología. El sicópata es la chispa que arranca el motor, pero detrás de él encontramos una masa humana que se ocupa engrasar la maquinaria, sin la que el dictador nada sería. Lo lamentable es que las motivaciones de los cómplices son mucho más mundanas que la visión de su líder. Al final lo que inunda la historia de cadáveres es que una secretaría anhela un puesto de trabajo mejor, un funcionario que quiere administrar los fondos públicos en su provecho o un soldado no desea que su hijo crezca en un país que ha perdido la guerra. Y para ello no dudan en eludir el horror, del mismo modo que se esquiva la mirada del indigente que está tirado en la acera.
Yo mismo he departido con abundantes tipos de ideología nazi, trotskista o nacionalista. En mi descargo solo puedo decir que los considero desactivados: sus discursos no son sino una pose para disimular, bien pereza intelectual, bien otra clase de carencias. He escuchado razonamientos perversos ante los que la única opción hubiera sido zanjar relaciones con tales individuos pero, qué quieren, eran chicos simpáticos, incluso buenas personas. Me desazona pensar en lo que habría de hacer si alguna de estas ideología tomaran cuerpo más allá de las palabras. Tengo mis dudas de si los enfrentaría o imitando a Henry Miller haría las maletas para continuar mi vida en otra parte.
En lo musical, siempre me gustaron e incomodaron Kortatu, su música era buenísima pero el “euskal presoak…” coreado en sus directos me ponía de muy mala leche. Algo parecido me sucede con el reciente difunto Mikel Laboa: cuando la estética no cuadra con la ética al final mi cabeza cortocircuita. Porque en el caso vasco ya no hablamos de acaloradas discusiones de taberna sino de crímenes. Hoy la portada de El Mundo recoge la imagen de los compañeros de partida de cartas del empresario asesinado ayer: continúan jugando a las cartas como si nada hubiera sucedido. Qué quieren, a mí una sociedad tan corrupta me asusta casi más que los terrorista.
En todo proyecto fanático hay un líder de carácter sicópata, apellídese Hitler, Stalin o Arana: su nula capacidad de empatía propicia la justificación de los crímenes más abyectos en aras de una ideología. El sicópata es la chispa que arranca el motor, pero detrás de él encontramos una masa humana que se ocupa engrasar la maquinaria, sin la que el dictador nada sería. Lo lamentable es que las motivaciones de los cómplices son mucho más mundanas que la visión de su líder. Al final lo que inunda la historia de cadáveres es que una secretaría anhela un puesto de trabajo mejor, un funcionario que quiere administrar los fondos públicos en su provecho o un soldado no desea que su hijo crezca en un país que ha perdido la guerra. Y para ello no dudan en eludir el horror, del mismo modo que se esquiva la mirada del indigente que está tirado en la acera.
Yo mismo he departido con abundantes tipos de ideología nazi, trotskista o nacionalista. En mi descargo solo puedo decir que los considero desactivados: sus discursos no son sino una pose para disimular, bien pereza intelectual, bien otra clase de carencias. He escuchado razonamientos perversos ante los que la única opción hubiera sido zanjar relaciones con tales individuos pero, qué quieren, eran chicos simpáticos, incluso buenas personas. Me desazona pensar en lo que habría de hacer si alguna de estas ideología tomaran cuerpo más allá de las palabras. Tengo mis dudas de si los enfrentaría o imitando a Henry Miller haría las maletas para continuar mi vida en otra parte.
En lo musical, siempre me gustaron e incomodaron Kortatu, su música era buenísima pero el “euskal presoak…” coreado en sus directos me ponía de muy mala leche. Algo parecido me sucede con el reciente difunto Mikel Laboa: cuando la estética no cuadra con la ética al final mi cabeza cortocircuita. Porque en el caso vasco ya no hablamos de acaloradas discusiones de taberna sino de crímenes. Hoy la portada de El Mundo recoge la imagen de los compañeros de partida de cartas del empresario asesinado ayer: continúan jugando a las cartas como si nada hubiera sucedido. Qué quieren, a mí una sociedad tan corrupta me asusta casi más que los terrorista.
Tuesday, December 02, 2008
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