Esto va a sonar fatal pero… Los que me conocen saben que no soy partidario de cagar en el trabajo. En uno de los almacenes en que curré hace años había un encargado que nos repetía todo el rato: “Al trabajo se viene cagao”. Creo que es en lo único que estuvimos de acuerdo en toda nuestra relación, aunque por diferentes motivos: el lo decía por razones productivas y servidor por elegancia.
Pero ando descompuesto y no sé si voy a conseguirlo en esta ocasión. Y no me explico cómo después de dos días de estricta dieta de Limón & Nada todavía tengo algo para ir al baño. He llegado a pensar si no me estaré deshaciendo por dentro. También tengo vómitos para completar el cuadro de asquerosidades.
Mi hermano me dice que vaya a casa pero no puedo seguir pensando en la cantidad de mails que se acumularían si me ausento por más de dos días. Mi madre me insiste en que vaya al puto médico pero paso. Sé perfectamente que me va diagnosticar alguna clase de agotamiento nervioso y con suerte volveré a casa con alguna cepa de la gripe A esa. Y como no consiento en ir al médico se bloquean todas las ayudas. Espero que se tire el rollo y me haga un arroz o algo así para intentar volver a comer. Cuando estás malo, a veces, solo necesitas un poco de amabilidad. Y el mundo laboral últimamente es poco amable. No importa lo bien que intentes hacer las cosas siempre surgen nuevas dificultades y llevamos una racha que pa´qué. Por suerte, me doy cuenta de que estoy rodeado de personas inteligentes y que por alguna circunstancia me aprecian. Eso está bien. Creo que es por ellos que me pego estas parrafadas porque a alguno incluso le gusta leerlas.
Wednesday, September 30, 2009
Thursday, September 24, 2009
Monday, September 21, 2009
CARTUJO
Como un monje cartujo. Así intento pasar ahora la mayor parte del tiempo. Pisar la calle es consumir y no estoy por la labor. La austeridad es un coñazo pero alecciona sobre la cantidad de cosas de que puedes prescindir. Tengo la virtud de que no me aburro nunca. Y para mayor alborozo la semana pasada me regalaron Por Favor Mátame, la crónica oral del punk (enorme carencia en mi biblioteca: cuando he tenido pasta no lo he encontrado y cuando me lo encontraba no tenia pasta. Gracias Nosequé y Opacman). Mi casa es como la celda de un monasterio: apenas 20 metros cuadrados donde se folla poco. Me lo paso pipa leyendo durante horas acerca de los orígenes del punk que acertadamente los autores sitúan en los días de la Velvet en que Lou Reed iba tan pasado que se cagaba en los pantalones. Después Iggy Pop y los MC5 en paralelo y aquel momento en de que todo podía lograrse creyendo en ello y echándole un par: aunque tu empeño fuera el de dejar un cadáver temprano. Flirteo a ratos con la tele. Este año se han cargado de una tacada a tres concursantes en la primera gala de Gran Hermano: el concurso cada vez se parece más a la muerte súbita. Supongo que es normal; no estamos acostumbrados a la monotonía. Todo tiene que ser cada vez más intenso, más emocionante y deslumbrante. Creo que esto va contra las leyes de la termodinámica, e igual que sucedió con el sistema financiero un día la burbuja del entretenimiento explotará. No cabrán más explosiones por centímetro de celuloide. Quiebra de todo causada por todos, que clamaba el poeta.
El sábado por la noche viene mi amiga Marnie para dar cuenta de la segunda temporada de True Blood y unas cuantas botellas de Guiness. No termina de convencerme el final de la serie, experimento cierto empacho de giros de guión que no logran sorprenderme. Estoy raro. En la calle toda la gente que jamás acude a los museos se calza el disfraz de filisteo y asiste a las numerosas performances que ha orquestado Gallardón en su empeño de tavestir el poblachón manchego en eje de la modernidad. Al día siguiente, alguien se me quejará de que pasó toda la noche haciendo colas y pensaré que le está bien empleado, por paleto. Me voy a la cama a sufrir pesadillas.
El domingo salgo al chino a por unos tomates y me cruzo con una pareja de yonquis muy pasados. Ella, cincuentona , anoréxica y oxigenada no desentonaría como personaje de Por Favor Mátame, como una Deborah Harry liofilizada. Él, un bakala completamente tronado que a cada rato se arrodilla a los pies de su acompañante. Me alejó de ellos; a ver si el chaval va a necesitar de una demostración de poderío ante su hembra y me amargan la mañana. Es lo que tiene vivir cerca de una de las paradas del metabús que hay gente con mucho vicio necesitada de trankimazin. Me había propuesto no comprar el periódico pero me traiciono y me siento en un banco a ojearlo. A las cuatro páginas pienso que hubiera sido más solvente comprarme el Qué Me Dices. Al menos trae fotos de tías macizas.
Retomo mis lecturas mientras escuchó los ruidos del piso de arriba, de las mismas dimensiones que el mío. Solo que habitado por abuela y madre alcohólicas, el novio eventual de la madre y una chica que parece hermana de su madre de tan temprano que debió parirla. Y un perro. La niña me da lástima porque cada vez que alguien discute en su casa y eso sucede cada tarde, se pone a cantar canciones de Operación Triunfo y no entona nada mal. Se les ha debido ir la mano con el vino y la bronca durará toda la tarde hasta bien entrada la noche y me apunto dejar mi despertador sonando a la mañana siguiente. Es eso o llamar a los de Callejeros. Mientras, yo a lo mío: la música lo suficiente alta para acallar los gritos y refugiarme en mi lectura. Ahora voy por Patti Smith y todo el rollo artie que me repugnaría si no fuese porque Horses es un disco apabullante.
Podemos discutir muchas cosas pero no que el domingo por la noche es lo más deprimente de un fin de semana sin pasta. Ni siquiera te puedes agarrar a la belleza del recuerdo. Enciendo la tele consciente de que nada me sacará de mi spleen y me equivoco: el nuevo programa de Sánchez Dragó es tan demencial que no puedo evitar verlo al completo. Todo un trip egocéntrico con hija incluida. Su highlight es Fernando Arrabal, frente a una obra del Ayuntamiento, preguntando a los peatones por el salón de baile subterráneo que está construyendo Gallardón. Por fin, me rio.
El sábado por la noche viene mi amiga Marnie para dar cuenta de la segunda temporada de True Blood y unas cuantas botellas de Guiness. No termina de convencerme el final de la serie, experimento cierto empacho de giros de guión que no logran sorprenderme. Estoy raro. En la calle toda la gente que jamás acude a los museos se calza el disfraz de filisteo y asiste a las numerosas performances que ha orquestado Gallardón en su empeño de tavestir el poblachón manchego en eje de la modernidad. Al día siguiente, alguien se me quejará de que pasó toda la noche haciendo colas y pensaré que le está bien empleado, por paleto. Me voy a la cama a sufrir pesadillas.
El domingo salgo al chino a por unos tomates y me cruzo con una pareja de yonquis muy pasados. Ella, cincuentona , anoréxica y oxigenada no desentonaría como personaje de Por Favor Mátame, como una Deborah Harry liofilizada. Él, un bakala completamente tronado que a cada rato se arrodilla a los pies de su acompañante. Me alejó de ellos; a ver si el chaval va a necesitar de una demostración de poderío ante su hembra y me amargan la mañana. Es lo que tiene vivir cerca de una de las paradas del metabús que hay gente con mucho vicio necesitada de trankimazin. Me había propuesto no comprar el periódico pero me traiciono y me siento en un banco a ojearlo. A las cuatro páginas pienso que hubiera sido más solvente comprarme el Qué Me Dices. Al menos trae fotos de tías macizas.
Retomo mis lecturas mientras escuchó los ruidos del piso de arriba, de las mismas dimensiones que el mío. Solo que habitado por abuela y madre alcohólicas, el novio eventual de la madre y una chica que parece hermana de su madre de tan temprano que debió parirla. Y un perro. La niña me da lástima porque cada vez que alguien discute en su casa y eso sucede cada tarde, se pone a cantar canciones de Operación Triunfo y no entona nada mal. Se les ha debido ir la mano con el vino y la bronca durará toda la tarde hasta bien entrada la noche y me apunto dejar mi despertador sonando a la mañana siguiente. Es eso o llamar a los de Callejeros. Mientras, yo a lo mío: la música lo suficiente alta para acallar los gritos y refugiarme en mi lectura. Ahora voy por Patti Smith y todo el rollo artie que me repugnaría si no fuese porque Horses es un disco apabullante.
Podemos discutir muchas cosas pero no que el domingo por la noche es lo más deprimente de un fin de semana sin pasta. Ni siquiera te puedes agarrar a la belleza del recuerdo. Enciendo la tele consciente de que nada me sacará de mi spleen y me equivoco: el nuevo programa de Sánchez Dragó es tan demencial que no puedo evitar verlo al completo. Todo un trip egocéntrico con hija incluida. Su highlight es Fernando Arrabal, frente a una obra del Ayuntamiento, preguntando a los peatones por el salón de baile subterráneo que está construyendo Gallardón. Por fin, me rio.
Thursday, September 17, 2009
CREEIS QUE TODO TIENE UN LIMITE...
Tendría alrededor de trece años y ya no entendía la vida sin mi radiocaset marca nisu y una cinta TDK de 90. Me pasaba la vida rastreando emisoras de radio, por suerte existía la Cadena del WC. Tenía dos amigos dedicados al mismo mataratos. Compartíamos descubrimientos y nos intercambiábamos cintas todo el tiempo y, claro, completábamos el espacio sobrante con alguno de nuestros hallazgos. “Te he grabado una canción flpante pero está empezada y no sé de qué grupo es”. Hoy bastaría con teclear en google pero, entonces, estuve bastante tiempo coreando aquella canción empezada sin saber quién coño la tocaba.
Wednesday, September 16, 2009
Monday, September 14, 2009
LUNES, MARTES, MIÉRCOLES, JUEVES, VIERNES, SÁBADO Y DOMINGO
La verdad, cuando aparecieron los Sidonie no me interesaron lo mínimo. Los etiqueté entre el montón de grupos indies con complejo a la hora de cantar en castellano y para qué seguir a los plagiarios si uno ya disfrutaba de los originales.
Ahora bien si un señor de gustos exquisitos, como es el caso de superfectocaballerobritanico los cita en su blog no puedo menos que echarle una escuchada a su último disco y donde dije digo, digo Diego. El Incendio es lo que los Pereza definirían como "disco de madurez" (¿estos tíos es que no se cansan de escupir sobre los tópicos del rock?); pero bien entendido.
Y entre sus temas encuentro este trallazo pop que lleva toda la mañana haciendo bucle en el repeat. Mis compañeros de oficina dicen que cuando me obsesiono con una canción soy insufrible. Se van a enterar, los pobres.
Ahora bien si un señor de gustos exquisitos, como es el caso de superfectocaballerobritanico los cita en su blog no puedo menos que echarle una escuchada a su último disco y donde dije digo, digo Diego. El Incendio es lo que los Pereza definirían como "disco de madurez" (¿estos tíos es que no se cansan de escupir sobre los tópicos del rock?); pero bien entendido.
Y entre sus temas encuentro este trallazo pop que lleva toda la mañana haciendo bucle en el repeat. Mis compañeros de oficina dicen que cuando me obsesiono con una canción soy insufrible. Se van a enterar, los pobres.
Thursday, September 10, 2009
LA BELLEZA
Sin duda, la BSO de una de las etapas más guays de mi vida. Hoy vuelvo a escucharlos.
Si teclean en Google: Wordsworth, belleza y recuerdo les sale un poema tan cursi que me he cortado de ponerlo aquí. Búsquense la vida un poco, joder.
Si teclean en Google: Wordsworth, belleza y recuerdo les sale un poema tan cursi que me he cortado de ponerlo aquí. Búsquense la vida un poco, joder.
Monday, September 07, 2009
DEATH OR GLORY
Desde luego, la actividad profesional por libre es toda una escuela; no sé si buena o mala. Y una puta montaña rusa si eres un poco maniacodepresivo. Y yo lo soy que me lo ha dicho una amiga sicóloga. A veces no sé por qué me metí en esto, luego piensas en volver a lo anterior, te entra el pánico, enganchas un ordenador portátil de hace diez años y te tiras a la calle a vender. Y descubres que te divierte. Es como la vez que pensé que no podría actuar ante una cámara y a mi manera creo que bordé el papel. Y luego están las noches pensando en cómo plantearle por tercera vez a un cliente moroso el pago de su factura porque si el no cuida a sus proveedores así le va y cuando llegas a la oficina todo ojeroso de no dormir descubres que ha llegado su transferencia. Y otra semana de vida. Y mientras tanto los putos Clash tronando desde un rincón de mi cabeza…
Thursday, September 03, 2009
TEN BLOODY MARYS...
Tuesday, September 01, 2009
CICLOS, TRADICIONES, COSTUMBRES
1 de septiembre. Ha sido un día curioso. Después de un mes en la oficina sin mucho que rascar, como por arte de magia circular, hoy el teléfono no paraba de sonar. No, no era la Coca-Cola para encargarnos un trabajo. Aún. Eran aspirantes que no sé qué se deben pensar de nosotros. El e-mail echaba chispas de proveedores ofreciéndose como putas del mercado de La Boquería. Por fin descolgaban el teléfono en los departamentos de contabilidad ¿Qué tal las vacaciones? ¿Crees que nos podrás pagar la factura que quedaste en abonar antes de marcharte de crucero? La risa, vamos.
Los becarios ceden los trastos a profesionales mucho más sosos en la radio nocturna. Después de un mes abren sus puertas los bares donde tomamos tantos cafés. En la tontería del facebook la gente exhibe sus fotos estivales en un desesperado intento de retener los días de dicha. Los quioscos de prensa se pueblan de los mismos coleccionables que no se vendieron el año pasado, en la tele se anuncia la XI edición de Gran Hermano y el lunes Federico estrenará temporada de radio. Y tengo la sensación como si nuestros padres hubieran regresado de viaje antes de tiempo pillándonos con la fregona en la mano. Es curioso como algo tan poco tangible como una fecha nos marca el ritmo de modo tan determinante.
Supongo que en algún rincón de nuestro cerebro primitivo queda grabado el paso del tiempo como una repetición de las mismas cuatro estaciones y no somos capaces de percibir el tiempo sino como un eterno retorno. Somos borricos encadenados a la noria del tiempo. Este discurrir cíclico debe ser lo que los antropólogos califican “bueno para pensar”. Y las malditas golondrinas que cantan Nena Daconte.
A partir de un momento de la vida, te reconcilias con la tradición. Que aquel ritual que los mayores repiten a cada rato tiene algún sentido. El único error consiste en no saber detectar cuando las condiciones que generaron una tradición han cambiado hasta contravenirla. Por lo demás, vivan las paellas de los domingos.
Esto me lleva a reflexionar si con una estructura cerebral de este porte, tenemos capacidad alguna de redención. Si no estamos condenados biológicamente a repetirnos como un vino barato a cada tramo de la vida: mismos aciertos, mismos errores. Y mientras tanto, vacilando de libre albedrio por aquello de darnos importancia.
Los becarios ceden los trastos a profesionales mucho más sosos en la radio nocturna. Después de un mes abren sus puertas los bares donde tomamos tantos cafés. En la tontería del facebook la gente exhibe sus fotos estivales en un desesperado intento de retener los días de dicha. Los quioscos de prensa se pueblan de los mismos coleccionables que no se vendieron el año pasado, en la tele se anuncia la XI edición de Gran Hermano y el lunes Federico estrenará temporada de radio. Y tengo la sensación como si nuestros padres hubieran regresado de viaje antes de tiempo pillándonos con la fregona en la mano. Es curioso como algo tan poco tangible como una fecha nos marca el ritmo de modo tan determinante.
Supongo que en algún rincón de nuestro cerebro primitivo queda grabado el paso del tiempo como una repetición de las mismas cuatro estaciones y no somos capaces de percibir el tiempo sino como un eterno retorno. Somos borricos encadenados a la noria del tiempo. Este discurrir cíclico debe ser lo que los antropólogos califican “bueno para pensar”. Y las malditas golondrinas que cantan Nena Daconte.
A partir de un momento de la vida, te reconcilias con la tradición. Que aquel ritual que los mayores repiten a cada rato tiene algún sentido. El único error consiste en no saber detectar cuando las condiciones que generaron una tradición han cambiado hasta contravenirla. Por lo demás, vivan las paellas de los domingos.
Esto me lleva a reflexionar si con una estructura cerebral de este porte, tenemos capacidad alguna de redención. Si no estamos condenados biológicamente a repetirnos como un vino barato a cada tramo de la vida: mismos aciertos, mismos errores. Y mientras tanto, vacilando de libre albedrio por aquello de darnos importancia.
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