Cuando su tío le compró un globo en la Plaza Mayor, lo liberó de inmediato sin atender a como se perdía en el cielo. A Lolo no le gustaba nada mirar hacía arriba; con seis años ya había comprendido que desde lo alto solo recibía gritos, reprimendas y capones. No le interesaba nada lo que ocurría más allá de su flequillo.
Prefería mirar al suelo donde encontraba un mundo fascinante poblado por lombrices y hormigas. Y donde habitaban también sus soldados de plástico, cuya diminuta estatura nunca fue obstáculo para que cumplieran las más audaces misiones.
Por eso sufría un terrible berrinche cada vez que su madre le arrastraba a la tienda para comprarle unos pantalones cuando los viejos le quedaban pesqueros.
7 comments:
Jaja, qué chulo.
la verdad es que que la ropa te empiece a quedar pequeña es una putada ... aunque algunos aunque nos han comprado ya la XL en lo que ha pasar el tiempo se refiere, todavía volvemos a nunca jamás a pasar un buen rato, menos mal!!!
Jeje, me encanta el concepto "quedarse pesqueros [los pantalones]"; y el texto también, claro!
Saludos.
qué se joda y crezca como todos!
en la plaza mayor lo que le compraria su viejuno es una peluca, no un globo!
Qué guay, te quedan ganas de seguir leyendo.
Besos y feliz año
:-DDDD
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