Thursday, November 29, 2007
ENVEJECER
De pequeño, mi padre siempre me abroncaba cuando, aburrido de un viaje, me dedicada a dibujar sobre el vaho que proyectaba sobre los cristales del coche. Esta mañana, me he cruzado con un viejo que, a primera hora, dibujaba monigotes con su bastón sobre la escarcha con que amanecen las lunas antisuicidio del viaducto. Y me ha parecido un modelo a imitar.
Thursday, November 22, 2007
DESIDERATA
- ¡Un aumento de sueldo, un descapotable amarillo y dos tallas más de tetas para tu novia! ¿Y para eso me sacas de mi botella, pedazo de cretino? – espetó el genio a Aladino.
ENCONTRADA GATA GRIS
Encontré una gata gris y aunque soy alérgico al pelo de los gatos, fui incapaz de dejarla helada en la noche. Me la lleve a casa, le puse un tazón de leche y encendí la estufa para que entrara en calor, pero prefirió trepar y acurrucarse en mi regazo. La acaricié y descubrí que solo soy alérgico al pelo de algunos gatos. Al día siguiente, imprimí en la oficina unos carteles en los que escribí “Encontrada gata gris” seguido de mi número de móvil y de vuelta a casa, los pegué por el barrio. Cuando llegué a casa y la gata gris salió a recibirme, me arrepentí de haberlo hecho y las dos veces que sonó el teléfono dude si descolgar. No eran el dueño de la gata gris. A la mañana siguiente, madrugué para despegar los carteles, antes de ir al trabajo. Estuve todo el día temiendo haberme demorado y que el dueño de la gata gris me llamara. Claro que podría inventar una excusa, como que a mí también se me había escapado, pero estaría feo. Con el correr de los días, las llamadas de teléfono dejaron de sobresaltarme. A veces, cuando vemos la tele por la noche y ella se restriega contra mis alpargatas, me asalta la duda de si, las semanas que salgo de viaje y la dejo en casa de Nuria, la gata gris me extraña.
Tuesday, November 20, 2007
GRIPAZO
En estos días de gripe de ida y vuelta, me consuela releer las palabras de Atxaga:
"Pienso ahora, por qué no, en la primera enfermedad, es decir, en la enfermedad del primer hombre, Adán. No voy a referirme a nada grave: para lo que quiero pensar me basta con una gripe.
(...) Incontables debieron de ser las mutaciones producidas durante los días que Adán tuvo la gripe pero en esta somera descripción sólo voy dar cuenta de aquella que, por primera vez en su vida, y por primera vez en el mundo, permitió a Adán decir una frase ligeramente inútil, del estilo "¡qué color tan bonito tienen esos melocotones!".
(...) a pesar de todo, a pesar de encontrarse ya sin salida, a pesar de lo de Abel y de todas las demás desgracias familiares del pasado, comprendió y aceptó que la vida era precisamente aquello que había conocido a partir de la primera gripe, después de haber salido del paraíso".
"Pienso ahora, por qué no, en la primera enfermedad, es decir, en la enfermedad del primer hombre, Adán. No voy a referirme a nada grave: para lo que quiero pensar me basta con una gripe.
(...) Incontables debieron de ser las mutaciones producidas durante los días que Adán tuvo la gripe pero en esta somera descripción sólo voy dar cuenta de aquella que, por primera vez en su vida, y por primera vez en el mundo, permitió a Adán decir una frase ligeramente inútil, del estilo "¡qué color tan bonito tienen esos melocotones!".
(...) a pesar de todo, a pesar de encontrarse ya sin salida, a pesar de lo de Abel y de todas las demás desgracias familiares del pasado, comprendió y aceptó que la vida era precisamente aquello que había conocido a partir de la primera gripe, después de haber salido del paraíso".
Tuesday, November 13, 2007
COMBATE
Se retiró a lamerse sus heridas pero, al probar su propia sangre, experimentó el deseo irrefrenable de volver al combate.
ALTA VELOCIDAD
En una entrevista, la Mala Rodríguez refiere que lo que más llamó su atención al aterrizar en los madriles, fue lo rápido que andaba la gente. “¿A dónde irán?” se preguntaba. Baroja desconfiaba de los que caminaban demasiado rápido. Y, servidor, cada vez que regresa de vacaciones, vuelve con el propósito de no contagiarse del síndrome del correcaminos que nos posee a los madrileños: no hace mucho, leía en la prensa una de esas útiles encuestas que refería que somos la ciudad del mundo dónde más rápido se camina. Inevitablemente, como en aquella secuencia de El club de los poetas muertos, al cabo de unos días, me descubro siguiendo el paso de mis conciudadanos o con la lengua fuera detrás de un autobús. Entonces me detengo y recito mi mantra: “Despacio, despacio”.
El pasado verano, durante un viaje en avión, discutía con mi hermano sobre las ventajas que tendría la teletransportación y me contestó algo de verás inteligente: que el viajero necesita del tiempo del viaje. Es cierto: si de veras es viaje, debe poseer un componente catártico, y los individuos necesitamos de esas horas, que proporciona el vuelo o el trayecto en tren, para aclimatarnos a la realidad que nos espera.
Igual que Nietzsche, desconfiemos de toda idea que no se nos ocurra caminado. Pero cantemos con Josele, aquello de “Soy un tío pausao, calmo, lo seré mientras pueda...”
El pasado verano, durante un viaje en avión, discutía con mi hermano sobre las ventajas que tendría la teletransportación y me contestó algo de verás inteligente: que el viajero necesita del tiempo del viaje. Es cierto: si de veras es viaje, debe poseer un componente catártico, y los individuos necesitamos de esas horas, que proporciona el vuelo o el trayecto en tren, para aclimatarnos a la realidad que nos espera.
Igual que Nietzsche, desconfiemos de toda idea que no se nos ocurra caminado. Pero cantemos con Josele, aquello de “Soy un tío pausao, calmo, lo seré mientras pueda...”
Sunday, November 11, 2007
"¿POR QUÉ NO TE CALLAS?"
Y a mí que el rey me recuerda a esos alumnos que, después de pasarse el curso en la cantina, intentan empollar toda la materia la noche de antes del examen.
Monday, November 05, 2007
TARDES DE CIRCO
El mago abría la función, convenciendo a los niños de que, para cumplir sus sueños, tan solo debían desearlo con fuerza. A continuación, actuaba el forzudo, concentrándose frente a sus pesas durante largo rato, al cabo del cual se cansaba de desear y desengañado, acometía su número: lo único que levantaría las pesas sería su esfuerzo.
Thursday, November 01, 2007
FELIZ, FELIZ NO-CUMPLEAÑOS
Por culpa de la antropología, soy bastante respetuoso con las tradiciones: acostumbro a pensar que, si han sobrevivido largo tiempo, cumplirán alguna función. Después, se remueve mi lado iconoclasta, situándome, cual fémina de Gran Hermano, en un incómodo sí pero no.
Entonces, qué mejor que invocar al Sombrerero Loco para celebrar el año y un día que cumple esto. Lo recuerdo porque era día de difuntos y servidor andaba llenando su despensa, haciendo horas extras en un curro donde ya no había mucho que rascar: La empresa se iba a pique y yo estaba aguantando el tipo, esperando el despido, pues no era cuestión de ceder un merecido finiquito que me arreglaría unos meses sabáticos. Como sucede en estos casos, el final se dilataba y necesitaba buscarme un pasatiempo para ocupar las ocho horas de inactividad laboral con que toda empresa en crisis premia a su tropa. Dado que ya había cantidad de colgados colgando sus días en un blog, me pareció una buena terapia. La cosa salió de manera bastante espontánea y el pasatiempo fue tomando forma hasta convertirse en esto que estás leyendo. Tras llegar mi acariciado despido, tuve dudas si seguiría actualizando o no, pero la caja de Pandora estaba abierta y las tonterías ya venían a mí por si solas; e incluso la peña las leía. Así que ya no había vuelta atrás; a la postre, el blog se había convertido en otra manera de medir el paso del tiempo.
Entonces, qué mejor que invocar al Sombrerero Loco para celebrar el año y un día que cumple esto. Lo recuerdo porque era día de difuntos y servidor andaba llenando su despensa, haciendo horas extras en un curro donde ya no había mucho que rascar: La empresa se iba a pique y yo estaba aguantando el tipo, esperando el despido, pues no era cuestión de ceder un merecido finiquito que me arreglaría unos meses sabáticos. Como sucede en estos casos, el final se dilataba y necesitaba buscarme un pasatiempo para ocupar las ocho horas de inactividad laboral con que toda empresa en crisis premia a su tropa. Dado que ya había cantidad de colgados colgando sus días en un blog, me pareció una buena terapia. La cosa salió de manera bastante espontánea y el pasatiempo fue tomando forma hasta convertirse en esto que estás leyendo. Tras llegar mi acariciado despido, tuve dudas si seguiría actualizando o no, pero la caja de Pandora estaba abierta y las tonterías ya venían a mí por si solas; e incluso la peña las leía. Así que ya no había vuelta atrás; a la postre, el blog se había convertido en otra manera de medir el paso del tiempo.
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