Lo cierto, y así lo demuestra mi errática trayectoria laboral, es que no tengo vocación. De hecho, los que afirman escuchar tal suerte de llamada siempre me han resultado sospechosos. Mi única constante vital es que escribo desde que tengo uso de razón y esto que lees no es sino la punta de un icerbeg que destruiré antes de que vea la luz.
Existe una novela que comencé hace años. Una novela, que como primera obra, tiene todos los elementos de justificación de uno mismo y su visión de la existencia. Una modesta cosmovisión, vaya.
El caso es que dado mi diletantismo no consigo encontrar el tiempo, ni la concentración que requiere terminar tal proyecto. Para ello necesitaría una solvencia económica que ando lejos de alcanzar y cuando no se me cruza el cine, me dedico a cuidar de los mios, viajar o fundar una agencia de publicidad. Total, que ahí anda la pobre, en su cajón, rezando porque el futuro me otorgue un mecenazgo y no quede más remedio que sacarle el polvo de encima.
Pero en las noches de insomnio su fantasma me atormenta y dado que en algo hay que entretenerse, empecé mascar la idea de escribir otra cosa: algo más liviano; con lo cual todos salimos ganando. Ya el blog fue un intento de lo mismo y va camino de su segundo cumpleaños.
El folletín por entregas siempre me pareció un formato atractivo. Crecí leyendo comics que no dejaban de ser la versión ilustrada (por dibujantes, no por enciclopedistas) del mismo formato que en su día emplearon Dickens o Dumas para sus narraciones. De otra parte, siempre me interesó la novela negra por cuyas páginas desfilaba lo más granado del arroyo: asesinos, corruptos, putas, perdedores y fracasados de toda índole. Fante, Bukowsky o Céline me admiran tanto como Chandler, Hammett, Montalbán o Vian.
Siempre le pregunto al amigo Miguel cómo es capaz de escribir sin plan previo, que diría Baroja. “¿Tío y si después de dibujar un montón de páginas te encuentras en un callejón sin salida?” “¿Y si, llegando al desenlace, caes en la cuenta de que haber introducido tal o cual detalle te facilitaría la filigrana del final perfecto?” Gajes del oficio, supongo.
Aten cabos y sigan la pista como un sabueso apaleado, me propongo a emprender otra absurda aventura. Pasen y lean.
http://pardoscuro.blogspot.com/
3 comments:
No sabes cuánto me gustaría poder decirte:
-Ponte a trabajar ahora mismo en esa novela porque cuando la hayas acabado se publicará.
Siento una impotencia en momentos como éste. ¿De qué me vale la libertad sino no pueda usarla? Si todo lo que yo puede hacer no va más allá de las palabras.
Escribes muy bien -en la forma y en el fondo- porque no hay buena escritura cuando no está acompañada de un pensamiento que cale en los sentimientos de quien te lee, que comunique bien y, en mi modesta opinión, creo que ese es tu caso. Perdona a esta señora mayor que se mete en todo pero que te dice la verdad. Mi verdad, al menos.
Sé que una novela es una tarea impresionante después de acabada que es cuando comienza el trabajo duro: lecturas y correcciones. Pero también es un gustazo acabar y llevar tu novela al Registro.
Vaya, ya está bien por hoy. Un abrazo.
Muchas gracias por los piropos.
Como driría Spiderman una novela es una gran responsabilidad. Y de ahí que se me atranque de mala manera en cuanto no estoy en paro y haya tirado por escribir un folletín que además me divierte mucho porque trabajar con tópicos ya inventados es muy relajante.
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