Wednesday, February 18, 2009
UÑAS
Desde que echó barriga cada vez le daba más pereza agacharse a cortar las uñas de sus pies. Tal vez después de ducharse era el mejor momento, así que decidió dejar de hacerlo para evitar la tarea. Las uñas de las manos también crecieron desmesuradamente pero no sería de justicia concederles prioridad frente a sus hermanas menores. A las pocas semanas, el peluquero no quiso atenderle debido a que su aspecto ahuyentaba a la clientela y su encargado le dijo que no volviese por allí hasta cortarse las greñas. Asimismo, su novia le abandonó: no quería salir con un desempleado que ya no la convidaba nunca. Agarró tal disgusto que descuidó las tareas domésticas y, primero las cucarachas después las ratas comenzaron a campar por el piso. Los vecinos avisaron al casero que solicitó el desalojo y el juez lo ordenó de inmediato al observar su aspecto. Al principio durmió en el hospicio pero sus uñas se le hincaban al caminar, así que se estableció en un banco público cerca del río. Una noche, unos gamberros decidieron arrojarle al río. Mientras se hundía en la profundidad del agua pensaba en lo poco que le apetecía nadar; total, si no era capaz ni de cortarse las uñas de los pies.
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