En la inocua película Love Actually se hace una afirmación que me parece de lo más atinada. Uno de sus protagonistas comenta que, cuando pierde la fe en el género humano, para recuperarla le basta con recordar las escenas que se observan en los aeropuertos entre personas que se encuentran o se despiden. Es cierto, en esos segundos parece que el tiempo adquiere una intensidad mayor y nuestro corazón fuese más receptivo.
De siempre me han gustado las estaciones, especialmente las de tren con su continuo trajinar de viajeros llenos de expectativas y anhelos. He vivido momentos maravillosos y desoladores sobre un andén de tren.
La semana pasada llevé a mi madre a la estación de Chamartín y me encontré que el acceso a pasajeros se realizaba desde el vestíbulo, privando a los acompañantes de la posibilidad de acceder a los andenes.
Supongo que habrá poderosos motivos logísticos y de seguridad para tal organización pero me parece desastrosa. Ya nadie disfrutará de la tensión de cuando subes a un tren que no te corresponde, esperando secretamente que arranque contigo dentro; no habrá ese último te quiero susurrado a través de una ventanilla; ni carreras por el andén siguiendo a un vagón... Nos han privado, en fin, del placer de contemplar cómo se pierde nuestro tren en el horizonte, como fenomenal metafora de la condición humana.
4 comments:
Absolutamente de acuerdo.
Yo también he sido sufridora de andén y no hay cosa más cruel que susurrar un "te quiero" frente al arco de seguridad con un ojo en la maleta que corre por la cinta transportadora.
Bello, y totalmente de acuerdo :)
Por cierto, y no habiendo podido decirlo antes dada mi desaparición total del mundo bloguero, tengo que decirle que he terminado hace ya unas semanas su primera novela, y que me ha gustado mucho. SObre todo ese final, tan propio del género.
Espero con ansia la segunda entrega!
Por cierto, Love Actually es inocua, pero la mar de entretenida :)
Patri, qué bueno volver a verte por aquí.
Con inocua me refiero a eso: que jamás la pondría un top ten de mis favoritas pero que me la tragaría sin pestañear un domingo por la noche.
Y muchas gracias por la lectura y los ánimos.
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