Escribo desde la espesura de otra larga jornada. Con el cerebro convertido en un páramo. Tal vez sería mejor pasar de hacerlo pero hoy me metí en el google analitics y me sorprendió encontrar que hay una cuadrilla de fieles colgados que siguen parando por aquí; pues por vosotros. Total, por otro día que no me de tiempo a poner la lavadora...
Escribo con una canción de Kortatu en el repeat.
Son uno de los pocos grupos de cuando adolescente que puedo escuchar sin sonrojo (en lo musical; en lo político el rollo abertzale siempre me dio mal rollo: Tanto odio). Siempre me pareció extraña la capacidad de odiar del ser humano. Yo afirmo muchas veces odiar muchas cosas, pero es mentira: u olvido o desprecio. En ambos casos aparto a esa gente de mi vida.
Hay algo aquí que va mal. Demasiada impotencia corriendo por las venas del personal. Vivimos en una sociedad capaz de desactivar cualquier idea. Mi gran miedo en los últimos meses es que sea imposible lograr objetivos sin recurrir al chanchullo que no alcanzo, al enchufe que no tengo o la prebenda que el de la sucursal me deniega. Ves a gente de talento en la fila del INEM y sabes que mañana serás tú. Parece el sistema se ha convertido en un mecanismo capaz de desmantelar todas las ilusiones. Vaya, que la sociedad vuelve a ser la culpable: como mola pensar que la culpa está siempre en el otro. Los jodidos validadores de comentarios cada vez te hacen más coñazo responder en los blogs y hay peña a la que le importan mucho más la causa palestina que su vecino.Conozco a unos chicos que aspiraban a que les comprara Google y ahora andan mendigando trabajo por las ETT´s. Qué asco todo.
1 comment:
La vida es una película americana. Habrá que esperar al final, que esa gente escribe bien...
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