Tan lentos los días, tan rápidos los años; tal era la percepción del paso del tiempo que se instaló en la cabeza de Marcos mientras realizaba, como un autómata, las tareas cotidianas: Afeitarse, acudir a su puesto de trabajo, ingerir antes que comer o realizar la serie de movimientos mecánicos a los que otrora llamaba sexo. ¿Se podía culpar al dossier del estado de su salud mental?, pensaba. Sí y No.
Probablemente, de no haber mediado aquella oferta, Marcos hubiera proseguido con su mansa vida de asalariado de clase media, pero ahora volvían a su cabeza todos los deseos y los sueños frustrados que había ido arrumbando por el camino: terminar sus estudios, aprender a tocar un instrumentos, viajar a Nueva York, enamorarse de verdad...
Aquella tarde Marta tenía cita con el ginecólogo y por segunda vez, volvió a marcar aquellos nueve dígitos en el teléfono.
- Buenas tardes, Marcos.
- Buenas tardes...- cayó en la cuenta de que él extraño no le había confesado aún su nombre- ¿cómo prefiere que le llame?
- Oh, señor es suficiente, por el momento.
- Estoy decidido a firmar el intercambio de vidas. Es hora de saber a quién tendré que interpretar.
- Todo a su tiempo, Marcos. Por lo pronto lo mejor será que invente una excusa para juntarnos el próximo fin de semana; una convención de la empresa o una cita con antiguos amigos por facebook. Nos juntaremos y le entregaré un informe ampliado, aprenderá quiénes le acompañarán y cuáles serán los escenarios de su nueva vida. Le aseguro que no le defraudarán.
- De otro lado, imagino que debo hacer lo mismo y entregarle un álbum con fotos y explicaciones de mi vida actual.
- No se preocupe. Mi personal se ocupará de ello.
1 comment:
Me tienes en ascuas.
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