Marcos pasó la noche inquieto, deambulando con el mando a distancia de un canal a otro y sirviéndose dosis homeopáticas de whiscky. Cuando amaneció, se aseó, escogió traje y corbata y se dirigió en su todoterreno a la dirección de la avenida Pearsons donde se encontraba su nueva residencia.
Al introducir la llave electrónica en el lector de la cancela Marcos aún dudaba de que aquello pudiera funcionar. Los perros le saludaron moviendo el rabo. Magda, su nueva esposa, le recibió con un zumo de naranja. Ariadna y Albert, sus vástagos, le dieron un beso antes de marcharse al College. Resultaba bastante desconcertante.
Marcos no tardó en integrarse en sus nuevas rutinas: sus dos móviles, los resúmenes de prensa, las comidas de negocios, el servicio doméstico, las convenciones, el palco del Camp Nou, las vacaciones en el Cabo de Creus…. Llevaba dos años acomodado en su nueva vida, cuando empezó a sufrir un terrible insomnio. Durante noches y noches en vela, Marcos reflexionaba sobre la futilidad de la vida. Qué importaban el esfuerzo, los conocimientos, la inteligencia… si una de las figuras más relevantes del país podía suplantarse sin que nadie lo advirtiera. No acertaba a explicar por qué aquello le provocaba una profunda tristeza.
Intentó dar una nueva orientación a su vida. Comenzó con actividades sencillas como el bricolaje, después vino el interés por la náutica, incluso se inscribió en un curso de piloto de avionetas. Cada vez sobrevolaba la Ciudad Condal pensaba en estrellar el avión antes de aterrizar. Cada día los Consejos de Administración se le hacían más cuesta arriba y pasaba las tardes deambulando por el barrio de Gracia sin atreverse a pasar por delante de su antigua residencia.
Era uno de esos domingos tontos en que había declinado acompañar a su esposa al Club de Campo aduciendo que debía revisar unos balances. Estuvo ojeando el diario y mirando un partido de futbol en la televisión sin conseguir centrarse. Al fin, descolgó el teléfono:
- Buenas tardes, señorita, deseaba publicar el siguiente anuncio en su sección de clasificados: "INTERCAMBIO MI VIDA: Interesados llamar al 637 178..."
3 comments:
Un final cojonudo, sí Señor.
el final mola, pero creo que la historia tiene mucha miga! Jodido par de años sabáticos para escribir desde Niza...
Ya te cuento... añoro los tiempos del mecenazgo
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