Todo espectador medio instruido lo flipó en su momento con aquella película-parábola sobre las relaciones humanas titulada Sexo, mentiras y cintas de vídeo. De ahí la profunda desilusión con la posterior producción de su director desde la kafkiana Kafka hasta su kilométrico biopic del Ché que ya no tuve valor de ver. Ninguna de ellas logró acercarse a las cotas de certeza de su opera prima.
Con The girlfriend experiencie, Soderberg tampoco lo logra pero al menos propone una interesante reflexión sobre la volatibilidad (no busquen este palabro en la R.A.E.) de los vínculos humanos y su relación con el sexo. Muy en la línea del discurso de Zygmunt Bauman y su Amor líquido, Soderberg hurga en la frontera de las relaciones humanas cuando están tornan en valor de cambio.
La cosa va de una scort que, como tal, comercia con su vagina a 2.000 pavos por hora, encontrando que gran parte de su clientela no busca sino confesión (¿No les habría salido más a cuenta entrar en una iglesia o visitar a un loquero? Tal vez, pero recordemos que, en la inmensa mayoría transacciones humanas, una parte del precio incluye la recompensa del pago; y si no lo creen, lean el Ensayo sobre el Don de Marcel Mauss). A lo que vamos, nuestra puta tiene elementos en común los protas de El Club de la lucha, American Psico, las memas de Sexo en N.Y. y otras radiografías del consumismo disfuncional. Las marcas son el fectiche que le devuelve el espejismo de tener su vida lo que se dice bajo control. Pero tal vez descubra que no tanto cuando se plantea iniciar una relación sentimental con uno de sus clientes. Ahí es cuando Soderberg deja sobre la mesa un montón de buenos interrogantes ¿Es posible regalar aquello con lo que se comercia? ¿Resulta factible la asepsia emocional? ¿Cuáles son los vínculos entre sexo y afecto y, sobre todo, pueden deslindarse sin pagar algún peaje? ¿Nos abrigará el dinero en la fría soledad?
Tuesday, August 31, 2010
Friday, August 27, 2010
CERRAR LA CASA
Hace unos pocos años, mis padres cumplieron su sueño de comprar una casa para pasar los fines de semana. A mi hermano y a mí siempre nos divirtió el ritual que realizaban a la hora de cerrar la casa antes de volver a Madrid: descongelar la nevera, vaciar el calentador de agua, asegurarse de que las ventanas queden bien cerradas, cortar el agua y la luz...
Un fin de semana que había subido yo solo, salí de la casa apresurado porque perdía el autobús de regreso. Pasé el resto de semana intentando recordar si había cerrado el gas. Entonces entendí el ritual de mis padres.
Alguien sabio me dijo la otra tarde: "No pienses en el tiempo que pierdes sino en el que ganas".
Thursday, August 26, 2010
LA FIESTA DE LOS MANIQUÍES
Al final del verano, todos los medios referían lo que dieron en llamar La Fiesta de los Maniquíes: el evento más exclusivo, llevado a cabo en cada ocasión en una de las diferentes Islas Cícladas. Periódicos y televisiones enviaban corresponsales a fotografiar a los invitados que cada año cruzaban la alfombra roja mostrando la mejor de las sonrisas y la más brillante de las miradas. De lo que dentro acontecía nada podía saberse, salvo que te contarás entre los elegidos pues hasta los camareros eran adiestrados para atender a la selecta clientela con los ojos vendados.
Cada año Martín contemplaba con curiosidad los reportajes acerca de La Fiesta de los Maniquíes y se preguntaba qué ocurriría ahí dentro, hasta que decidió que se convertiría en uno de ellos. Martín, aprendió a vestir, a relacionarse, a hacer negocios, a sonreir y a mirar como ellos… hasta que al fin un día encontró en su buzón un sobre con la invitación para la fiesta anual.
Se embarcó en el trasbordador que lo trasladaría hasta el islote elegido, atravesó la pasarela acribillado por los flashes de un pelotón de fotógrafos y penetró en la lujosa mansión. Saludó a conocidos y desconocidos y esperó al momento de comenzar el festejo. Al cerrarse las puertas entendió por qué todos esperaban aquel día: era el único momento del en que podían sacarse los ojos y disfrutar de un rato con sus cuencas vacías.
Cada año Martín contemplaba con curiosidad los reportajes acerca de La Fiesta de los Maniquíes y se preguntaba qué ocurriría ahí dentro, hasta que decidió que se convertiría en uno de ellos. Martín, aprendió a vestir, a relacionarse, a hacer negocios, a sonreir y a mirar como ellos… hasta que al fin un día encontró en su buzón un sobre con la invitación para la fiesta anual.
Se embarcó en el trasbordador que lo trasladaría hasta el islote elegido, atravesó la pasarela acribillado por los flashes de un pelotón de fotógrafos y penetró en la lujosa mansión. Saludó a conocidos y desconocidos y esperó al momento de comenzar el festejo. Al cerrarse las puertas entendió por qué todos esperaban aquel día: era el único momento del en que podían sacarse los ojos y disfrutar de un rato con sus cuencas vacías.
Thursday, August 19, 2010
GARABATOS
Esto de la internet está bien pero tampoco es la polla. Vamos, que aunque tengo mi mail, mi perfil en facebook y actualizo esto con más o menos frecuencia tampoco me emociona. Al menos no tanto como una tarde de cañas o una noche de farra y risas; las cosas como son: uno es muy analógico y eso tiene difícil arreglo. Evidentemente, su utilidad tiene: mi manutención ha estado ligada a un teclado y una conexión ADSL durante años y, bueno, uno lee el periódico de Matute y consulta la rae.es sin levantarse de la silla. Pues vale.
No obstante, hasta en un campo de ortigas se pueden encontrar briznas de yerba. Y entre el maremagnum globalizado y tanto bit pa´rriba y pa´bajo a veces surge algo bueno. Algo bueno como reencontrarse con personas que han sido importantes y que descubres han seguido sus búsquedas en la misma dirección que un día compartimos.
Va por usted, señor Garabato. Por el pasado y por el futuro. Salud.
http://pablogarabato.wordpress.com/
No obstante, hasta en un campo de ortigas se pueden encontrar briznas de yerba. Y entre el maremagnum globalizado y tanto bit pa´rriba y pa´bajo a veces surge algo bueno. Algo bueno como reencontrarse con personas que han sido importantes y que descubres han seguido sus búsquedas en la misma dirección que un día compartimos.
Va por usted, señor Garabato. Por el pasado y por el futuro. Salud.
http://pablogarabato.wordpress.com/
Monday, August 16, 2010
ESTOY MEJOR, GRACIAS
No sé si será por la terapia homeopática (como con las meigas: eu non creo , mais habelas, hainas), por la semana de vacaciones tras los pasos de Pessoa o por una suerte de indolencia desarrollada hacia las llamadas del banco, el caso es que me hallo mucho mejor. Estoy documentándome para una entrada en contra de la medicina halopática y lo que he dado en definir el "efecto alguien voló sobre el nido del cuco" o cómo dejarte la cabeza tronada con la sana intención de sanarte; pero aún debo entrevistarme con un par de terapeutas y doctores antes de exponer mis conclusiones.
Si aún tienen posibilidad acudan o descarguen la película Gainsbourg que no en vano se subtitula "vida de un héroe".
Si aún tienen posibilidad acudan o descarguen la película Gainsbourg que no en vano se subtitula "vida de un héroe".
Wednesday, August 04, 2010
UN TREN NOCTURNO
En su momento no entendí bien la novela Tren Nocturno de Amis Jr. Creo que algún avezado crítico la calificó como "novela negra metafísica". La cosa va de las pesquisas de una detective para resolver el suicidio de una brillante astrofísica, con una vida de esas de anuncio de El País Semanal. No hay en su vida infidelidades, ni enfermedad ni otras penurias. Solo una vida perfecta de brillante profesional y amante esposa. (¡Atención spoiler!) La solución a tan inexplicable suceso viene dada por una depresión provocada por el terror cósmico, por el pánico de la chavala a encontrarse cada día con el vacío sideral (así tal cuál). La cosa quedó ahí y la novela solo me pareció soportable por su brevedad.
Hasta ahora.
La depresión es un estado de ánimo del que hasta ahora me había reido cuando me lo encontraba en las páginas de relleno de algún suplemento. Una enfermedad de amas de casa ociosas. Yo no tengo tiempo de deprimirme, pensaba. Ahora sé que es un tren nocturno. Aunque la mía más bien se asemeja a un trayecto entre tuneles, lo cual me consuela porque ni quiero imaginar el sufrimiento de los que viajan en la oscuridad todo el tiempo. Es un estado mental en el que no importa lo bueno (ya no vamos a hablar de lo malo) que tengas por delante se ha perdido tu capacidad de disfrute. Es esa ausencia de alegría en la que J.S. Bach imploraba a dios no caer cuando fallecieron su mujer e hija. Es una mierda.
Hasta ahora.
La depresión es un estado de ánimo del que hasta ahora me había reido cuando me lo encontraba en las páginas de relleno de algún suplemento. Una enfermedad de amas de casa ociosas. Yo no tengo tiempo de deprimirme, pensaba. Ahora sé que es un tren nocturno. Aunque la mía más bien se asemeja a un trayecto entre tuneles, lo cual me consuela porque ni quiero imaginar el sufrimiento de los que viajan en la oscuridad todo el tiempo. Es un estado mental en el que no importa lo bueno (ya no vamos a hablar de lo malo) que tengas por delante se ha perdido tu capacidad de disfrute. Es esa ausencia de alegría en la que J.S. Bach imploraba a dios no caer cuando fallecieron su mujer e hija. Es una mierda.
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