Parece mentira que un libro en el que se explica que el mayor momento de intimidad del narrador con su padre fue cuando trató, infructuosamente, de reanimarle tras sufrir un paro cardíaco sea una obra luminosa.
Otras de las catástrofes que sufre el protagonista son:
- La toxicomanía y suicidio de su hermana.
- El fallecimiento de la madre tras un penoso cáncer de pulmón.
- Una colección de locas dignas de una nueva discografía de la Costa Brava.
- Periodos de soledad sideral.
- Fracasos escolares.
- Marginación y exilio.
Y sin embargo, se trata de un libro optimista. No es frecuente acometer tu bografía antes de cumplir los cincuenta pero vistos los antecedentes familiares deMark Oliver Everett casi mejor curarse en salud. Poco importa que no se conozca nada acerca de Everett, que se ignore que es el alma mater de Eels y que no se haya echado a los oidos ninguno de sus enormes discos, porque no se trata de un libro sobre música sino sobre la vida. Y Everett nos entrega un tratado sobre la perseverancia y sobre ese concepto huidizo denominado vocación. La vocación de expresarse ya sea con palabras, notas musicales o figuritas de papel maché.
Crecer no es fácil para un freak y eso es lo que nos cuenta Mr. E: el recorrido que va desde joven inadaptado hijo de una familia disfuncional (su padre era nada menos que el inventor de la Teoría de los Universos Paralelos) hasta devenir estrella del rock con pinta de islamista unabomber. Ente tanto las peripecias de un tipo consciente de no poseer otro propósito para estar sobre el mundo que el dedicarse a escribir música y para ello no se ahorra penurias, ni desazones. Como si se hubiera grabado a fuego las palabras de las cartas a un joven poeta de Rilke o los consejos de Bukowsli a los futuros artistas. Y sin embrago, a pesar de las sucesivas catástrofes que jalonan su vida, Everett consigue mantener el ánimo, cierto velado optimismo y sobre todo el mensaje de que todas esas desgracias no son sino el peaje necesario de estar vivo.
Mención aparte para la preciosa edición a cargo de Blackie Books. Ya no solo el catálogo (prometen publicar todo Brautigan) sino la recuperación del libro como objeto físico; el disfrute de una obra más allá de su contenido, sino por su aspecto, tacto y olor... Una gozada.
4 comments:
suscribo todo lo que postea, Sr Elorrieta.
Nada que añadir.
Genial que además hagan libros taaaan bonitos: lo que me extraña es que no hayan sacado una edición con cd incluido, con las canciones ordenadas tal y como aparecen en el libro. Lo eché de menos mientras leía!
Hummmmmm... haré una lista en Spotify!!!
toda la razón, tunainta. Vendrá muy bien es lista en futuras revisiones
Yo ya me lo he pillado...
A ver si Shiva me deja tiempo para leerlo pronto.
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