Conformismo, aquiescencia, complicidad y la nausea ascendiendo mientras golpea las paredes de mi garganta cada vez que me ponen delante otro plato de "más de lo mismo pero esta vez en vivos colores, extraplano o con sonido envolvente". Demasiada mediocridad, demasiada rendición, demasiada concesión... Hay días en que hasta yo me canso.
Monday, October 08, 2012
SUCEDÁNEOS
No sé... quizás sea que padezca alergia a los sucedáneos. Cada día, a cada rato, escucho aquello de "Confórmate con esto que se parece al arte, que es casi belleza, que podría semejarse al amor....Y ya debería ser bastante para ti". Y sin embargo, algo, un grito desde lo más profundo que no han conseguido acallar años de escuela, familia y lobotomía laboral, clama que no. Que no puede uno contentarse con ese "no se está mal en el fondo" que es como un pandemia del síndrome de Estocolmo.
Conformismo, aquiescencia, complicidad y la nausea ascendiendo mientras golpea las paredes de mi garganta cada vez que me ponen delante otro plato de "más de lo mismo pero esta vez en vivos colores, extraplano o con sonido envolvente". Demasiada mediocridad, demasiada rendición, demasiada concesión... Hay días en que hasta yo me canso.
Conformismo, aquiescencia, complicidad y la nausea ascendiendo mientras golpea las paredes de mi garganta cada vez que me ponen delante otro plato de "más de lo mismo pero esta vez en vivos colores, extraplano o con sonido envolvente". Demasiada mediocridad, demasiada rendición, demasiada concesión... Hay días en que hasta yo me canso.
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