Su mayor anhelo consistía en poseer una voluntad férrea, nietzscheana, impermeable a los envites de las circunstancias. Pero, por más que se esforzaba, sufría al comprobar como todos le manipulaban, subiéndole a los cielos o hundiéndole en el subsuelo a su antojo. Y cada noche, al vaciarse el edificio, Otis lloraba amargamente su sino de haber nacido ascensor.
5 comments:
Yo conocí una vez a un parking subterráneo que no hacía más que lamentar los humos y gases tóxicos que respiraba diariamente cuando él sólo ansiaba ser roca para sentir las caricias del mar...
¡Jo,jo,jo!, made in Mario 100%, con ese final inesperado.
Sin dudarlo, todos hemos conocido a muchos Otis, o quizás no, la mayoría no sentían esa amargura: Estaban conformes con su condición.
Pobre Otis, él no podía hacer nada para cambiar su condición. Nació así, no se hizo. Ser consciente de algo que te hace infeliz y que puedes modificar, es de idiotas o cobardes.
seguro que escuchaba a OTIS REEDING!!!! cuñao!
y sufría de oti-tis!!
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