De pequeño, mi padre siempre me abroncaba cuando, aburrido de un viaje, me dedicada a dibujar sobre el vaho que proyectaba sobre los cristales del coche. Esta mañana, me he cruzado con un viejo que, a primera hora, dibujaba monigotes con su bastón sobre la escarcha con que amanecen las lunas antisuicidio del viaducto. Y me ha parecido un modelo a imitar.
4 comments:
A mí también me reñían por eso, y todavía no acabo de entender bien por qué!
Uhmmm, dulce relato.
Como Una Historia Verdadera.
Que rico para una tarde de viernes
Jo qué bueno, me encanta la última frase.
Las normas impiden la libertad.
La libertad no se recupera hasta que se está lo suficientemente fuerte como para romperlas.
Ese anciano ha tenido que esperar mucho tiempo.
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