Regreso de Leganés, de discutir con un cliente. Como hoy ha nevado en Madrid decido volver en tren echando una visual a la insólita postal de una ciudad en la que casi nunca nieva. Pero a las dos de la tarde los blancos han tornado en grises y parece una inmensa carbonera. En frente de mí hay un tipo escribiendo en su cuaderno y como mi imaginación anda rozando el delirio, imagino que es un mentalista transcribiendo mis pensamientos y decido facilitarle la labor:
Jueves en el Asturiano. La comercial de seguros me invita a un vino dulce por su cumpleaños. En otro momento, hubiera intentado ligar con ella pero últimamente estoy apático como un gato castrado.
Jueves en Little Italy. Cóctel de uno de nuestros clientes. Tony Soprano al fondo comprobando como sus cachorros se desenvuelven con audacia entre banqueros y constructores. Alrededor unos cuantos subalternos útiles recogemos las migajas del ladrillo. Me temblarían las manos si firmara créditos por millones de euros. Cómo acabo detrás de la barra pinchando a los Flechazos a un público que me demanda canciones de La Quinta Estación es algo que no puedo explicar.
Viernes en la Casa del Libro. Tengo un cheque de 40€ para fundirme en libros. Voy a tiro hecho: Elevación, elegancia y entusiasmo, la colección de artículos de Casavella. Localizo el libro en la planta sótano, compruebo que hay suficientes ejemplares en stock y me dedico a husmear por toda la tienda como un comprador más, sin levantar sospechas. Últimamente no estoy para lujos y evito la tentación de acudir a tiendas que no harían sino aumentar mi nivel de frustración pero el viernes me pego un homenaje. Hojeo varios ejemplares, sopeso si invertir el cheque en regalos de navidad pero me puede el egoísmo. Salgo tan contento con mi bolsa de la Casa del Libro (¿y pensar que no hace mucho esto sucedía todos los meses?). Estoy de un humor espléndido y me doy un garbeo por Cortilandia y los puestos de la Plaza Mayor. Volveré Navidad, a dios pongo por testigo que volveré.
Viernes en casa de Alberto. Belén Esteban nos observa desde la pantalla del ordenador con su tocha recién operada. “Nos” somos el equipo www.miramapa.com y haríamos grandes cosas con la pasta de la napia de la Esteban. Hemos decidido celebrar nuestra cena de Navidad low cost a base de sandwiches y pizza Tarradellas. Todo un lujo. Alberto y su perra resultan ser tan buenos anfitriones como esperaba y seguro que lo pasamos mejor que todos los encorbatados unidos por el azar laboral que trataban de conseguir taxi mientras me recojo tambaleante. Vuelvo contento: hay talento, hay ideas, hay gente estupenda, esta vez podría ser la buena. Seguro. Nota mental: No volver a salir dos noches seguidas; el cuerpo me lo echará en cara al día siguiente.
Domingo en un restaurante. Javi y señora me pagan un cocido que me cae de muerte. Su hija corretea por el suelo y María José se muestra preocupada por si la niña molesta a la mesa de al lado. Que les den por culo. Una sociedad que no se hace cargo de los hijos de los demás no merece sobrevivir. No tengo vocación paterna pero hay que solidarizarse con los valientes que se atreven con ello.
Vuelvo al lunes. En la estación de tren de Leganés Central hay cámaras de vídeo. Imagino que alguna de esas personas que veo en las pantallas no está realmente allí, que se trata de un fantasma atrapado en el andén, esperando un tren que nunca llegará y solo se muestra a ojos de la tecnología. Trato de memorizar todos los viajeros que enfoca la cámara y subo al andén a comprobarlo…
2 comments:
Psicotropic Leganés. ya tienes novela.
Me ha encantado lo de la cena de Navidad low cost.
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