Este señor es otra de mis obsesiones. Al igual que Baroja (permítanme la desfachatez) me dejo llevar antes por una melodía verbenera que por la sinfónica al completo. Y Brassens era un genio de la melodía.
La estrofa: "morir por las ideas, de acuerdo, pero de muerte lenta" le costó a Brassens una refriega con el partido comunista, siempre tan escaso de sentido del humor.
Otra muestra de cinismo:
En el aeropuerto de Lanzarote hay una mujer saharaui muriendo de hambre por voluntad propia. No tengo tiempo para indagar en sus causas pero me resulta cansino el circo que han montado a su alrededor. Algunos de sus incondicionales apoyos han tenido que regresar en vuelo urgente para defender sus royalties: Los derechos de autor anclados a un soporte. Internet vino a certificar lo que muchos ya intuiamos: El soporte ha muerto, larga vida al arte. Y a las ideas.
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