Todo espectador medio instruido lo flipó en su momento con aquella película-parábola sobre las relaciones humanas titulada Sexo, mentiras y cintas de vídeo. De ahí la profunda desilusión con la posterior producción de su director desde la kafkiana Kafka hasta su kilométrico biopic del Ché que ya no tuve valor de ver. Ninguna de ellas logró acercarse a las cotas de certeza de su opera prima.
Con The girlfriend experiencie, Soderberg tampoco lo logra pero al menos propone una interesante reflexión sobre la volatibilidad (no busquen este palabro en la R.A.E.) de los vínculos humanos y su relación con el sexo. Muy en la línea del discurso de Zygmunt Bauman y su Amor líquido, Soderberg hurga en la frontera de las relaciones humanas cuando están tornan en valor de cambio.
La cosa va de una scort que, como tal, comercia con su vagina a 2.000 pavos por hora, encontrando que gran parte de su clientela no busca sino confesión (¿No les habría salido más a cuenta entrar en una iglesia o visitar a un loquero? Tal vez, pero recordemos que, en la inmensa mayoría transacciones humanas, una parte del precio incluye la recompensa del pago; y si no lo creen, lean el Ensayo sobre el Don de Marcel Mauss). A lo que vamos, nuestra puta tiene elementos en común los protas de El Club de la lucha, American Psico, las memas de Sexo en N.Y. y otras radiografías del consumismo disfuncional. Las marcas son el fectiche que le devuelve el espejismo de tener su vida lo que se dice bajo control. Pero tal vez descubra que no tanto cuando se plantea iniciar una relación sentimental con uno de sus clientes. Ahí es cuando Soderberg deja sobre la mesa un montón de buenos interrogantes ¿Es posible regalar aquello con lo que se comercia? ¿Resulta factible la asepsia emocional? ¿Cuáles son los vínculos entre sexo y afecto y, sobre todo, pueden deslindarse sin pagar algún peaje? ¿Nos abrigará el dinero en la fría soledad?
3 comments:
nuevo gepeto para el blog!!! mola!!!
Bueno, pues no pinta mal para una tarde otoñal de domingo.
Me gusta el new look!!!
Casualidad que llegará hasta aquí de rebote, para descubrir una referencia a uno de los libros más curiosos que he podido leer ultimamente, Amor Líquido. Con esa carta de presentación creo que me lanzaré a ver la película que deje un poco de lado por lo anodino que me resultaba el director.
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