¿Buenos días? No, no hay nada de bueno en el día de hoy… Aquí estamos fichando y sentados frente a la pantalla del ordenador de un trabajo que no nos gusta, resignados como las reses del matadero. Tendremos conversaciones vacías sobre sucesos que nos quedan lejanos y si topamos con algún tema importante o incómodo lo evitaremos con alguna bromilla. Jamás hablaremos de cómo nos sentimos realmente ¿Es que no esperabais más de la vida? Al final nos hemos rendido a pasar el tiempo entre teleseries, algún polvo mecánico los findes y el espejismo de fuga de las vacaciones. Dejar la vida pasar, morir lento al fin y al cabo.
Friday, March 25, 2011
Wednesday, March 23, 2011
DESMONTANDO A PEPITO GRILLO
Las cabezas son jaulas de grillos pero, cuidado, ello no implica que los grillos sean de nuestra propiedad. En nuestro interior rechina el eco de las expectativas de otros, las frustraciones familiares, las exigencias del patrón o los anhelos de esa chavala que nos gustaría llevar al catre….
Siempre me han parecido aburridos los ejercicios excesivos de introspección porque el mundo está ahí fuera para disfrutarlo o sufrirlo en el peor de los casos… Pero hay que andar con ojo pues resulta que algo tan íntimo como nuestra psique está construida de materia permeable. Y puede que nos encontremos anhelando o, llegado el caso, viviendo la vida que otros soñaron. Como en una suerte de parasitosis podemos encontrar que hemos sido colonizados y estamos dirigiendo nuestra vida según los deseos ajenos. Es un proceso lento, sutil y en el que interviene factores diversos. Ahora entiendo por qué me fascina de siempre la película de La invasión de los ladrones de cuerpos; las cumbres de la cultura popular suelen esconder verdades irrefutables.
Hay que emplear tiempo en acallar a ese cabrón de pepito grillo que nos susurra en sueños, que nos empuja en una dirección que no hemos escogido, que nos dice que seremos más felices cuanto más grande sea el plasma de nuestro salón, que nos aleja de esa esencia que surge cuando estás en paz y en silencio.
Wednesday, March 16, 2011
PAINT IT GREEN
Se escucha estos días un coro de tragedia griega que llama a cuestionar la energía nuclear. Y tengo la sensación de que en este momento, los humanos no pudiésemos reflexionar sosegadamente sino en la senda del sensacionalismo.
Resulta revelador que las voces que más alto claman provienen de uno que conduce su utilitario cada mañana porque se ha vuelto “cómodo” o de otra que sube el termostato en la oficina porque hace un frio que no es normal para mediados de marzo…
¿Si no son capaces de gestos sencillos, como usar transportes públicos o de sacar de nuevo el jersey del armario, cómo voy a confiar en que sean capaces de asumir restricciones de ahorro energético? Enjuagues de conciencia y nada más.
Decidamos en qué casa queremos vivir antes que si pintamos las paredes de verde o de negro.
De la serie: O lo digo o reviento.
Monday, March 14, 2011
LA DEPRESIÓN
Dado que me encuentro con gente que se mantiene fiel al blog y no ha huido al facebook o al twiter en busca de emociones más fuertes, creo que os lo debo... También escribo esto para aportar mi parte a todo el que pudiera pasar por un proceso similar: que se evite los errores que yo cometí y se restablezca cuanto antes.
Llevaba muchos años sin pisar la consulta de un médico hasta que hace ya bastantes meses, acudí aquejado de un cuadro ansioso recurrente. Ya había padecido una crisis de ansiedad hace años e intuía por donde iban los tiros. Sin embargo, el diagnóstico en esta ocasión, fue el de depresión. Una serie de errores continuados habían convertido mi carrera laboral en un completo desastre en el que ya solo trabajaba para tapar las deudas generadas. Por algún oscuro vericueto, que aún trato de dilucidar, mi consciente se negaba a encajar la derrota y me mantenía como aquel que intenta vaciar el mar a base de cubos. Cuando acudí al médico estaba al borde de la extenuación y dado que no me era posible tomarme un periodo sabático me endosó el clásico coctel de antidepresivos y ansiolíticos con que se tratan estos casos en la sanidad pública.
Los efectos de tal lobotomía química fueron devastadores para mi cabeza. Digan lo que digan, el prozac, la paroxetina o cualquier otro inhibidor de la reabsorción de la serotonina tienen efectos secundarios muy desagradables: sudores, vértigos, anorgásmia y sobre todo una tremenda pérdida de concentración. Te dicen que tarda un par de semanas hasta que empiezan a notarse los efectos y que en los primeros días puede avivar los síntomas depresivos y así es. Uno tiene fe en la medicina pero reconozco que la salud mental es algo demasiado complejo como para tratarse en diez minutos de consulta del médico de familia. Lo peor es que se trata de la solución única y estandarizada que está dando la sanidad pública a estos problemas cada vez más recurrentes.
Además el, llamémosle, prozac me provocaba episodios maniacos que sufrieron varias personas cercanas y que aún me asombra que no me retiraran la palabra. Leía en foros historias de personas que habían tenido que tratarse con antidepresivos durante años y me desesperaba. Hice algún intento de desengancharme del tirón y descubrí otra gran mentira: resulta que sí provocan adicción, de manera que la retirada ha de ser gradual para no sufrir un cuadro de vértigos y ansiedad de no te menees. En mi caso, aproveché unos días de viaje a Asturias, después de varias semanas de disminuir progresivamente la dosis, para completar la desintoxicación.
El caso es que bastante desesperado, acudí a la consulta de una psicoterapeúta que comenzó a indagar en las causas de la depresión y sobre todo fue capaz de ayudarme a romper el bloqueo que me aquejaba a la hora de tomar decisiones. Desde el primer momento se mostró bastante contraria al tratamiento químico que solo hace (en el mejor de los casos y para nada en el mío) ocultar los síntomas. Había que rastrear las causas que escondía mi conducta y subirme el ánimo. Debo decir que acudir a terapia ha sido la decisión más inteligente que he tomado en todo este proceso porque además me está ayudando en una tarea que hasta ahora me resultaba risible llamada crecimiento personal. Estoy aprendiendo a conocerme y a desarrollar estrategias a la hora de combatir el desánimo y la tristeza. Mi terapeuta es la que me está enseñando a interpretar el mensaje que me quieren trasmitir áreas de mi psique bastante remotas y sin cuya comprensión lo único que habría logrado sería parchear mi existencia.
Ocurre con la depresión que no es como romperse una pierna que a nadie se le ocurriría pedirte que corras. Son frecuentes y bienintencionados los consejos del tipo “anímate, hombre” y resulta muy complicado explicar el grado de parálisis que te afecta a alguien que no ha estado ahí. Hablar con personas que han superado una depresión es otra de las recomendaciones que puedo dar. Sentirse comprendido cuando ni siquiera tú eres capaz de explicarte.
A día de hoy me encuentro bastante mejor. Mi cabeza se va recuperando del tsunami de tristeza que la inundó el año pasado y con la ayuda de familia, amigos y mi terapeuta voy andando en la dirección de recuperar una alegría que había desaparecido por completo. Es un proceso lento y no tan lineal como me gustaría pero es un proceso: Ya no siento que mi existencia se encuentre estancada y hay días que vislumbro cierta felicidad. Entiendo ahora más que nunca la frase de J.S. Bach cuando imploraba a dios que no permitiera que perdiera su alegría.
Friday, March 11, 2011
RECONVERSIÓN
Wednesday, March 09, 2011
Wednesday, March 02, 2011
CERRADO POR REFLEXIÓN
Puede haber múltiples motivos para escribir un blog; sin duda, la vanidad es el principal en la mayor parte de los casos. En este, como ya he explicado, también tuvo que ver bastante el aburrimiento y la falta de talento para granjearme otra ventana desde la que perorar. Luego ya, si uno es medio decente y constante se las apaña para aparentar por escrito que en su vida suceden cosas apasionantes, que está a la última en los temas que hay que estar y que parte la pana y si no está forrado es porque la sociedad premia a los mediocres y tal y tal... el caso es que el blog es una obligación. Una obligación con la propia vanidad que nos impide reconocer que nuestras vidas son comunes, aburridas y pasan los días como trenes de ceracanias sin que seamos capaz de distinguir uno de otro. De tal modo, el blog termina por darnos la medida de nosostros mismos: el día que rumbo al tajo te vas preguntando ¿de qué escribo hoy? y miras alrededor...