Los unos descubrieron el cadáver y no tardaron en identificarlo. Cundió tal indignación y se dieron tan altas voces que alertaron a los otros que reconocieron al muerto de inmediato. Unos decían que su muerte era una tragedia, los otros que oficiarían el funeral más solemne que se haya visto en el lugar; los unos que ni hablar, que si alguien había de enterrar al muerto eran ellos y los otros que una leche. Mientras ambos bandos discutían, el cadáver fue tomando la misma rigidez y temperatura de la acera y la hija del finado lloraba tras un árbol sin que nadie reparase en ella.
6 comments:
Genial... La gente siempre se olvida de dónde está y qué es lo que realmente importa en momentos clave como este.
Conoces este relato?
http://www.literatura.us/garciamarquez/ahogado.html
Creo que te gustará.
Un saludo!
Por cierto, vives en Afghanistan???? :)
desgraciadamente, no me hace falta irme tan lejos para que se me ocurran estas cosas
Se mascaran las caras, se olvidan los sentimientos.
Lo de Afghanistan lo digo por lo que pone en tu perfil :)
Muy muy bonito.
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