Tras la última oleada de crímenes, al caer la noche todo el pueblo corría a sus casas, cerraba sus puertas, apuntalaba ventanas y cargaba sus escopetas. Sin embargo, ninguno de los vecinos sufría tanto como Dieter: el Hombre-Lobo incapaz de gobernar la bestia que moraba en su interior.
3 comments:
Eso es lo malo: podemos defendernos de casi todo, excepto de nosotros mismos.
(Supongo que la conoces:
http://es.youtube.com/watch?v=fqNl0TcM1C0)
la conozco, la conozco je je je... de hecho ha sido la inspiración de la entrada
Ya decía yo... :)
Post a Comment