Finalizado el Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones de Vaneigem, percibo cierta inquietud intelectual. Igual que en otros textos seminales del mayo del 68 francés, encuentro una lúcida descripción de los males de la alienación productiva; encuentro aforismos memorables (“No voy a renunciar a mi parte de violencia”); pero a la hora de buscar soluciones, solo hayo poesía (lo mismo me ocurrió con el venerado La sociedad del espectáculo). Me enerva la visión idealizada del oprimido cuando se dibuja desde posiciones privilegiadas (la Universidad, en este caso).
Cae en mis manos la traducción de Radical Chic (La Izquierda exquisita) que leo del tirón. Tom Wolfe retrata la fascinación por los Black Panthers de las clases pudientes del Upper West Side, en la Nueva York de los setenta. En concreto, describe una party realizada por el matrimonio Bernstein (Leonard y Felicia) en su apartamento de trece habitaciones, con objeto de recaudar fondos para la causa negra. Entre los asistentes, lo más granado de la la cultura y el espectáculo: Otto Preminger, Barbara Walters o la esposa de Harry Belafonte, entre otros, junto con atónitos representantes de los Panteras Negras. La mezcla arroja resultados tan desternillantes como clarificadores.
Fruto de la culpa, la ignorancia y el miedo, las clases privilegiadas forjan una falsa imagen de las capas bajas. Al igual que Rosseau hizo con su buen salvaje, producen una idealización de la baja estofa, transformándola en seres “primarios y vitales”. Así, ellos proponen alianzas con civilizaciones que aniquilarían sin pestañear su cultura; ellos cantan al sacrificado minero desde sus piscinas; ellos te abroncan por no colaborar con una oenegé o pasar de manifestaciones que anuncian otros mundos posibles. Ellos: escoria culpable y prescindible.
P.S. En La Ciudad que fue, un recién licenciado Federico Jiménez Losantos detalla la experiencia de impartir clases de comunismo a los obreros en las aulas de Can Serra. Lo que sigue es el poso que dejó una de sus alumnas, que soñaba con regresar a su tierra y fundar una familia:
«Con ninguna de las chicas de las Ramblas, de la Universidad, podría haber tenido yo entonces esa conversación. Ninguna quería o debía tomarse la vida tan en serio. Ella sí. Nos despedimos en la puerta de la casa: un beso en el rinconcito de los labios, ni de amistad ni de pasión. Era una chica formal, una obrera consciente... de que no le gustaba serlo. Nunca más volví a Can Serra. Nunca más la vi. Nunca la he olvidado del todo».
4 comments:
Eduardo Mendoza, en Mauricio o las elecciones primarias hace un parodia de este tipo de actividades políticas, muy similares a las que cuentas. Yo no estoy de acuerdo en que son prescincibles, es más creo que son personas con mucha imaginación, con mucha vitalidad y pese a tener formación intelectual han sido claramente manipulados para creer en unos axiomas que si se plantearan, que se plantearán muchos de ellos, no se sujetan ni con pinzas. Como que ser socialista es ser progresista, que ser republicano es ser demócrata, no digamos que ser libertario o comunista es defender la libertad, por poner unos ejemplos.
De toda tu interesante argumentación, yo me quedo -porque ha sido algo experimentado por mí, hace muchos años, y comprendido en toda su magnitud- con la afirmación de:
"fruto de la culpa, la ignorancia y el miedo, las clases privilegiadas forjan una falsa imagen de las capas bajas."
Sólo tengo que añadir que no estoy muy de acuerdo con el término "capas bajas" yo preferiría usar la palabra "desfavorecidas". Es sólo mi opinión.
Por lo demás, te felicito por traer a tu blog un tema como éste. Un saludo muy cordial y afectuoso.
Tienes razón en tu corrección, Francisca. Hubiera sido mejor usas "clases desfavorecidas" o directamente "clases marginadas". Saludos para ti también, maja.
Pues a mí me mola ser de clase "baja", me siento como más guay (jeje) que siendo "desfavorecida". Si lo pienso, me suena más fácil y más justo nacer en la clase baja y "ascender" a tener dinero que nacer en la clase desfavorecida y acabar consiguiendo los supuestos "favores" que no tienes de nacimiento...
El texto me encanta, no puedo comentar nada!
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