Me pasé los años creciendo y esperando el momento en que esta percepción cambiara. Fui ganando altura, estudios, trabajo, amigos, parejas y nada parecía cambiar, Nunca llegó el acontecimiento o la persona que me trajera certeza. Al contrario: al ver que no llegaba, mi inseguridad iba en aumento.Ahora que se aproxima la cuarentena he perdido la esperanza de que esto ocurra. Los adultos que recuerdo tan seguros de mi infancia somos mis amigos y yo y estamos tan perdidos como debieron estarlo nuestros padres y los padres de nuestros padres y... Al final todo parece una suerte de complot para engañar a los niños. La novatada que se le gasta al recién llegado. Seguro que los hijos de mis amigos cuando nos ven de charleta piensan "Qué ganas tengo de tenerlo todo tan claro como los mayores".
3 comments:
Juventud divino tesoro.... y, que feliz nos hace sentir la ignorancia, Ignorancia divino tesoro tambien?
El eterno síndrome de la Navidad...
Alberto! Qué ALEGRÍA tenerte dde nuevo por aquí!
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