Wednesday, February 15, 2012

MUERTE EN LA NIEVE

Estoy muerto. Mi cadáver yace tumbado boca abajo sobre la nieve de una ladera del Puerto de Navacerrada. No estaba preparado para morir pero ¿quién lo está?

Estamos en la grabación de un capitulo de Los hijos de Mambrú (el proyecto de serie on line en el que me he embarcado gracias a la generosidad de mi amigo Óscar). Por necesidades de atrezzo tenemos que improvisar una secuencia con el cadáver de un militar y mi trenka del ejército alemán se alza como la mejor candidata. Me tiendo sobre la nieve, apoyando el rostro contra el suelo para dar verosimilitud a mi muerte. Intento contener la respiración pero a bajo cero los mecanismos de supervivencia se imponen a la voluntad y el frío me impide detener los pulmones. Confío en que las capas de ropa amortigüen la respiración y no estropeen la toma. Hay que repetir varias veces y mientras me congelo, pienso en lo que hago allí tumbado cuando podría estar calentito en una oficina: Ahí sí estaría muerto de veras, como tantos y tantos. Morimos en vida cuando renunciamos a cumplir nuestros sueños.

El viernes se cumplen 5 años de la muerte de mi padre (casi el mismo tiempo que llevaba sin acudir a un rodaje). Tumbado sobre la nieve recuerdo una de sus frases recurrentes: “¿Hijo, y por esto cuánto te pagan?” Sé que solo ahora sería capaz de entender mi respuesta: “Padre, si hubiera que ponerle precio, no habría dinero para pagarlo”.




3 comments:

Óscar Parra de Carrizosa said...

La verdad encerrada en este post solamente puede ser comprendida si lo has vivido.
Al final de nuestros días tendremos la certeza de haber hecho lo que, de verdad, queríamos.
Un abrazo.

mario said...

Tantas veces lo hemos comentado, verdad? (Ayer mismo, de nuevo je je je...). Un abrazote, amigo!

misslisbon said...

Vaya entrada!!! cuanto me alegro de leer esto!!!