Friday, November 23, 2012

MENOS MAL QUE NOS QUEDA SINIESTRO TOTAL

Aunque a día de hoy sus canciones ya no me suenan igual, fueron una parte fundamental en mi educación musical  y sus discos siguen manteniendo el tipo. Por tanto, la entrevista con Julián fue lo más parecido a tomarse unas cervezas con un viejo amigo. Lo suyo es que la leáis en la edición impresa del Diagonal pero, bueno... ahí la dejo...



Saturday, November 10, 2012

ESPEJOS DEL DESAMOR


Convivo, casi a diario y no por gusto, con la programación musical de radiofórmulas. Lo llevo con aceptación pero os podéis hacer cargo de la soberana putada que supone para alguien que ha hecho de la música uno de sus salvavidas existenciales. 

Es curioso o tal vez todo lo contrario,  lógico, que el personal que acude a esas formas de entretenimiento popular ande tan jodida. Menuda programación a la que se están sometiendo. Ni yo, ni mis conocidos más melómanos pasamos doce horas  diarias escuchando las variaciones Golberg o el London Calling (obviemos, en este momento, lo que supuso el descubrimiento de los Kinks a mis dieciséis). Pero esto no es así en la vida de la peluquera que, desde el trayecto en coche hasta que regresa a casa a media tarde, sintoniza cualquier radiofórmula. No sé por qué me vienen a la cabeza las imágenes del Malcolm McDowell sometido al tratamiento Ludovico en La Naranja Mecánica. Bueno, claro que lo sé...

La temática dominante, no podía ser otra que el amor y en concreto ese momento primigenio en que el subidón hormonal nos eleva hasta alcanzar las estrellas.  Pero el otro día me dio por apuntar los sentimientos asociados al amor en esta clase de música tan popular y esto es lo que salió: dependencia, sumisión, celos, recelos, añoranza, rencor, desprecio, ira, dolor….  Así visto, no parece una cosa muy deseable lo del amor ¿verdad? Y así durante doce horas al día, seis días por semana (espero que al menos los domingos descansen, los pobres). No soy experto en programación neurolingüística pero tengo claro que cualquiera que someta su cerebro a ese continuo bombardeo de ideas negativas no puede sino despertar mi  compasión.

Y como casi siempre que surge una intuición, antes o después encuentro la clave que traslada mis suposiciones al  terreno de lo demostrable. Esta tarde estaba leyendo acerca de lo que se conoce como neuronas espejo y su papel en la generación de un sentimiento tan importante como el de la cohesión social. Y me entero (la neurología lo sabe solo hace diez años, no crean)  de los poderosísimos mecanismos a través de los que operan esta clase de neuronas y que son los responsables de los procesos de imitación y aprendizaje que hacen posible nuestra independencia de los instintos; lo que supone, a la postre, el libre albedrío.  En resumen: que el cerebro reacciona casi instintivamente ante los sentimientos de un semejante: la risa produce risa y la contemplación del dolor activa el mismo recorrido sináptico que el dolor real. Esto es fundamental para la generación de sentimientos de empatía en una especie social como la nuestra pero tiene sus contraindicaciones: cuando estos mecanismos surgieron no existía ni la televisión, ni la radio, ni internet ni todas esas pantallas que, a diario, escupen imágenes de crímenes, violencia, maltrato, humillación…

Tengamos cuidado, pues, con qué alimentamos nuestros sentidos, pues igual que el colesterol de una dieta de hamburguesas puede terminar obstruyendo nuestras arterias, todo este bombardeo de mensajes nocivos no puede sino acabar jodiendo el cerebro.

Sunday, October 14, 2012

LA CODICIA DEL HOMBRE-URRACA Y EL POTLACH


Una de mis opiniones que más abucheos ha cosechado últimamente es la de que deberían abolirse las herencias.  Forma parte de mi abanico de ideas evidentes que irritan a todo el mundo, como si uno se moviera de continuo entre Marichalares y Bofiles, que para nada es el caso (precisamente por eso llama aún más mi atención; porque evidencia hasta que punto hemos interiorizado los mensajes de la lobotomía educativa en la que hemos crecido: asumiendo, como propios, argumentos no solo descabellados, sino que operan en nuestra contra. Hay demasiados casos: esta mañana charlaba sobre el pernicioso efecto de los mensajes que trasmite la música popular en el imaginario sentimental colectivo, pero esa es otra guerra…).

Al turrón: el problema estriba en lo que denomino comportamiento del hombre-urraca, o la tendencia a la acumulación sin objeto o con fines espurios.  Hubo un tiempo en que dicha acumulación podía tener cierta explicación: los días del hombre-ardilla. Y digo "cierta" porque toda acumulación opera mediante la falta de fe o temor al futuro, sentimiento corrompido y corruptor. ¿Cómo puede calificarse de “sana” una existencia enfocada en futuras catástrofes?  Nada puede salir bien así.

Una vez más, la mirada hacia la humanidad prístina de los aborígenes nos devuelve incómodas  respuestas a las cuestiones que en nuestro devenir han evolucionado en falso progreso. Hay abundante documentación sobre la práctica del Potlach, sana costumbre de ciertas tribus de dilapidar en un banquete ritual todos los excedentes de temporadas. Esto, a ojos de cualquier occidental, puede parecer un  disparate pero pienso que estos señores en taparrabos saben bastante más de la naturaleza humana y del funcionamiento del universo que todas las Facultades de Ciencias del planeta juntas. Lo que expresa en última instancia, el Potlach es, de una parte, la necesidad del ser humano de no dormirse en los laureles y, de otra, una inamovible fe en que  el universo volverá a cuidar de nosotros.

Si por algo soy muy crítico con el estamento funcionarial es precisamente porque considero un error básico en la articulación del Estado la institución de una casta al margen del reto; cuando es evidente que el ser humano necesita retos para su desarrollo Alguien que recibe su recompensa con independencia de la brillantez o el esfuerzo entregado en su tarea es carne de escaqueo. Por eso una sociedad donde el funcionariado se convierte en aspiración mayoritaria es una sociedad enferma.  Con la herencia sucede algo semejante: resulta una práctica desmotivadora, aparte de tremendamente injusta. La apropiación de un esfuerzo ajeno, por mucho de tu propia sangre que sean; germen de la codicia, combustible de crisis como la que atravesamos actualmente.

La codicia como acumulación sin objeto, como posesión sin disfrute habría de estar penada, de no ser los propios encargados de erradicar la plaga los principales afectados por esta.  Pretéritas las épocas de hambrunas y plagas, el hombre-ardilla que acumulaba por temor al futuro, persiste en su costumbre ya sin objeto. Como el primate que sigue amamantando el cadáver de su retoño y al perder la perspectiva convierte en necesidad lo que no es sino demencia. Y como sucede con todas las perversiones, al carecer de objeto, el deseo se dispara en una espiral imposible de satisfacer.

La solución quizás pase por lo que cantaba Krahe en su copla La Costa Suiza: levantarse cada día, trabajar, vivir y beber de nuestro jornal y al atardecer arrojar al mar el excedente de monedas para, al amanecer siguiente, comenzar desde cero…


Monday, October 08, 2012

SUCEDÁNEOS

No sé... quizás sea que padezca alergia a los sucedáneos. Cada día, a cada rato, escucho aquello de "Confórmate con esto que se parece al arte, que es casi belleza, que podría semejarse al amor....Y ya debería ser bastante para ti". Y sin embargo, algo, un grito desde lo más profundo que no han conseguido acallar años de escuela, familia y lobotomía laboral, clama que no. Que no puede uno contentarse con ese "no se está mal en el fondo" que es como un pandemia del síndrome de Estocolmo.

Conformismo, aquiescencia, complicidad y la nausea ascendiendo mientras golpea las paredes de mi garganta cada vez que me ponen delante otro plato de "más de lo mismo pero esta vez en vivos colores, extraplano o con sonido envolvente". Demasiada mediocridad, demasiada rendición, demasiada concesión... Hay días en que hasta yo me canso.

Tuesday, October 02, 2012

LOS HORRORES DEL MARXISMO


Todos hacemos lo que podemos, incluido Karl Marx. Con sinceridad, pienso que la mayor parte de los seres humanos nos movemos por el mundo, como los padres de Bergman, guiados por "Las mejores intenciones" pero acostumbra salirnos el tiro por la culata.

Concedamos que el marxismo surge de una necesidad de ayudar al prójimo: del sentimiento de compasión inspirado por las condiciones de trabajo de sus congéneres y observar la renuncia a otro consuelo que el ultraterreno. En el clásico movimiento pendular, lo que se pretendió solución nos situó en las antípodas; como si el termino medio aristotélico no se hubiese formulado hace casi veinte siglos atrás. Pero no carguen las tintas contra Marx: era tan humano como los que prendieron la pira de Miguel de Servet.

Hasta Marx se aceptaba la división de hombre en cuerpo, mente y espíritu pero con la deriva materialista redujo dicha trinidad, extirpando el último y reduciendo la segunda a un conjunto de reacciones químicas que la neurología nunca terminaría de explicar.La operación se asemeja a la extracción de un órgano para evitar el progreso tumoral. ¿Era necesaria tan dramática intervención?

No está muy claro si el materialismo impulsó la industria o viceversa: lo más probable es que se tratara de un proceso de mutua alimentación. El caso es que matar a Dios  no fue tan buena idea (aunque trajo algunos momentos de gloria, como toda exploración en territorios desconocidos). Pero el materialismo radical nos ha entregado más sombras que luces. El último siglo de Historia prueba que no es posible amputar nuestra parcela metafísica sin quedar renqueantes. El siglo XX se conocerá con el correr de los siglos como el de la desorientación:nunca tantos estuvieron tan perdidos.

Igual que un gato castrado,  una parte humanidad adolece en este momento de falta de objetivo; y atracarse de comer no conduce sino a la obesidad mórbida.  Ya Kant, racionalista furibundo, calificó de natural la tendencia humana a la metafísica, y uno no puede sino preguntarse cómo mantuvo la naturaleza por tanto tiempo un atributo carente de ventaja evolutiva. Sean  reales o ficticias,  es un hecho que las creencias, la fe, la confianza a la postre, son un valioso elemento de superviviencia para una especie caracterizada por su continua búsqueda de sentido.

Ahora cabría preguntarse si esa búsqueda de sentido, inserta en las Leyes del Universo, tiene alguna justificación (pero eso será otro día).

Wednesday, July 18, 2012

EL FIN DE LA LUCHA

Creo que ya he librado todas las batallas que mi alma necesitaba para conocer que no existe la victoria ni la derrota. Y la voluntad es tan solo una ilusión del ego. Toca descansar.

Tuesday, July 10, 2012

SIN ARREPENTIMIENTO NO HAY REDENCIÓN (SOBRE LA CRISIS)

No me defino como cristiano como tampoco soy exactamente budista, ni hinduista, ni nada….  Considero las religiones como un sucedáneo  del elemento espiritual que reside en nuestro interior. semejantes a radiofórmulas del espíritu. Y siempre preferiré la elevación de una cantata de Bach, o  el desgarro de un Josele Santiago  antes que cualquier manifestación más digerible y depauperada.  Pero  es evidente que  las radofórmulas gozan de un enorme éxito popular, igual que las religiones.

Digresiones aparte, pese a mi areligiosidad debo admitir un enorme respeto por los usos y costumbres que han perdurado a lo largo del tiempo. Siempre afirmo que si un fenómeno ha superado la criba del tiempo será porque, en cierto modo, cumple una función. La evolución es inmisericorde con aquello que no opera.  

Fijémonos ahora en la institución de la confesión, tal como la entienden el cristianismo y sus derivados.  La confesión es guay porque nos permite volver a empezar. Es la solución social (también espiritual pero lo uno es reflejo de lo otro) para integrar nuestra naturaleza imperfecta. La evidencia de que no tenemos ni puta idea de qué hacemos aquí y que el único modo  de avanzar es el ensayo-error (iluminaciones aparte). “El que tiene boca se equivoca” dice el refranero y o nos concedemos un mecanismo de perdón o desmontamos el chiringuito. Hasta el procesador de textos desde el que estoy escribiendo tiene la función “deshacer” e imaginaos, por un momento, que no fuera así….

Abundo en la perdurabilidad como argumento  pero, además,  es  que su mecanismo de ejecución está muy bien articulado: El reconocimiento del error, el arrepentimiento (señal inequívoca de la toma de conciencia),  la propia confesión (mejor en privado ante la figura del sacerdote que debiera  ejercer exclusivamente de canal), el propósito de enmienda y la penitencia (como mecanismo mnemotécnico, no de humillación) y al fin el perdón (uno de los sentimientos más sagrados que uno pueda experimentar) son un reflejo muy exacto de cómo opera nuestro espíritu.

Creed si afirmo que sé bastante sobre crisis y por eso me alarmo cuando veo lo que está sucediendo  en las postrimerías  de la última. Admitamos que se obró con ignorancia (sabemos que no fue así pero tomémoslo como hipótesis de trabajo),que nadie trató de engañar, especular, ni aprovecharse del prójimos, que no se vieron venir las consecuencias  (ya, ya… todo falso pero continuemos…), que nos llegó la mierda hasta el cuello y entonces… ¡todo siguió igual! Precisamente, este seguir igual valida la hipótesis de que la crisis  fue premeditada y que al igual que en las novelas de misterio, el beneficio del delito señala los  culpables.  Negarse a confesar invalida cualquier pantomima de arrepentimiento y por tanto la conciencia de los errores cometidos. Y por tanto no fueron errores: sino cálculo, tan premeditado como perverso. 

Si me sigues, sabrás que me gusta definir la el último crack como “la crisis de la codicia” (si no, deberías leerme más). Esa codicia es la que habría que depurar pero no parece que haya intención de hacerlo. Al contrario, hemos decidido maquillar al muerto y volver a ponerlo en la verbena  como si nada hubiera pasado, a pesar de que  el cadáver ya atufa. Otra ronda que aquí no ha pasado nada, claman algunos con la sonrisa en la boca. Pero sí ha pasado: Y todo ese sufrimiento no puede ignorarse; so pena de incurrir en el castigo humano que, a las bravas y  como demuestra la Historia, termina siendo  mucho más cruel y menos misericordioso  que el divino.

Monday, July 02, 2012

MONRISE KINGDOM

Pocas veces al terminar una película uno siente la necesidad de aplaudir. Se ha hecho de la sorpresa  un bien tan escaso que cuando aparece casi nos pilla  con el paso cambiado.  Por eso Wes Anderson sigue siendo uno de mis dioses particulares, capaz de obrar el milagro, de alejarse de  caminos trillados y mantenerme  con los ojos tan abiertos  como los del par de críos protagonistas de Monrise Kingdom.

Wes Anderson es un dios porque consigue crear un universo propio. Al estilo de un Tim Burton degustador de extravagancias anacrónicas y dotado de un buen gusto formidable que se contagia incluso a sus bandas sonoras (en este caso, a base de fragmentos de Henry Purcell orquestados por Benjamin Britten). No obstante, en alguna de sus películas esta evidente virtud se transforma en defecto al supeditar la historia a su poderío estético.  No es el caso de Monrise Kingdom donde precisamente lo conmovedor es la historia de amor de sus infantiles héroes, destinados a dar una lección de savoir faire a todo su entrono.


Outsiders de corta edad que lo tienen cristalino.

- Ni vosotros me gustáis a mí, ni yo os gusto a vosotros ¿por qué no nos dejamos en paz de una vez? - reclama él, en un momento.

- No pretendía otra cosa que traicionar a mi familia - confiesa ella, en otro.

La familia como trasunto de la sociedad vuelve a ser diana para Anderson, que demuestra que la vida en la idílica Nueva Inglaterra puede resultar igual de rancia que en cualquier otra sociedad que mantenga sus instituciones sin cuestionarlas.  Y dos niños raros, pero con la consciencia de que si no emprenden su fuga habrán perdido todo por lo que merece la pena vivir.

Los actores, todos freaks con denominación de origen, desde el sempiterno Bill Murray a un inspirado Edward Norton pasando por un Bruce Willis de solvencia crepuscular y una Frances McDormand eterna víctima de su propia apatía, están todos de lujo en este alegato esteticista sobre el poder del deseo y la disidencia.

Salir de  esta fábula maravillosa y encontrarme con un país a punto de derribo celebrando su victoria en la Eurocpa fue como sufrir un derrame cerebral.








Friday, June 29, 2012

CUATRO HOMBRES PARTIERON

Necesitados pero animosos. Emprendieron su marcha dejando atrás los rigores de la tierra yerma, confiados al encuentro de un futuro mejor.

Las dificultados doblegaron al primero: demasiadas penalidades a cambio de solo, una vaga promesa, quizás un espejismo. Se guareció en la primera cueva que encontraron. " Con la protección de su sombra ya  es suficiente".

El segundó abandonó a los pocos días al encuentro con un árbol que crecía en mitad de un páramo. "Sus frutos son todo lo que necesito". Desistió.

El tercero encontró refugio en la granja de una colona. "Aunque sus modales me disgustan, me dará hijos y los amamantará. No pido más".

El cuarto continuó, enfrentando jornadas de incertidumbre, desaliento y cansancio. Aferrándose, a cada paso, a la idea de que la vida consistía en algo más.

Saturday, June 16, 2012

LOS HUERFANITOS - SANTIAGO LORENZO

Blackie Books lo ha vuelto a hacer. Porque, digámoslo alto y  claro: “¡Estamos ante el nuevo Jardiel!”. (Y cualquiera que me conozca sabe lo que comulgo con el humor del autor de Amor se escribe sin hache).

Quiso la casualidad que cuando entrevisté a Grace Morales a santo de su novela, esta apareciera publicada junto a otra a Santiago Lorenzo. Conocía al autor porque me encanta Mamá es Boba (esa película tan falta de pretensiones como sobrada de talento y ternura: la historia de un chaval que piensa que sus padres son tontos del culo y vive Dios que lo son). En las respuestas de Lorenzo hubo una que me atravesó: “La pobreza es sagrada y es muy útil pasar por ella” y me dije “este tío sabe de lo que habla”.

Hace un par de años, me encontraba arruinado, el señor Fenosa me había cortado la luz de casa y tuve que regresar a la de mis padres, más de diez años después de marcharme dando un sonoro portazo. Y hecho un poema (el de un suicida que decide despedirse de la vida en verso). Lo que en principio parecía el fin del mundo, terminó por convertirse en una de las experiencias más aleccionadoras de mi vida: la humildad, la necesidad de “el otro” (uno que hacía gala de aquella máxima de Sartre de “el infierno son los demás”), el perdón, la aceptación… son etapas en las que he ido haciendo meta desde aquel día en que derrotado pulsé el timbre familiar.

Los Huerfanitos, la última novela de Lorenzo, también aborda los temas de la familia  y la ruina. Es la historia de tres hermanos que reciben de su padre un testamento envenenado: Como en aquellas películas en que, para cobrar, los herederos  deben pasar una noche en… ¡la mansión tenebrosa! (suena un trueno), los Susmozas deben permanecer amarrados al Teatro Pigalle, escenario de los días más terribles de su infancia (¡todos!), donde cada rincón les traerá  el recuerdo de un padre que fue un golfo de altura admirable, Pero no se asusten, no es este un dramón de honduras bergmanianas sino un sainete celtíbero (¿hay algo más español que reírse de las desgracias ajenas?). Y además muy bien escrito. En castizo; que es algo que me pirra.  Desventuras urdidas con imaginación y mala leche pero sin hacer sangre  y según me confesó su autor, basada en hechos reales.

Pocas veces interactúo con mis mitos, pero tras charlar sobre la circunstancia de arruinarse, le pedí a Lorenzo que me dedicara  su obra con aquella frase que me había conducido hasta ella. Y añadió un confortante: “Enhorabuena”.



Thursday, June 14, 2012

Y SIN EMBARGO, AGRADECIDO

Cuando rememoro todos los momentos  desagradables y terribles,  sin los que sería imposible encontrarme en el aquí y ahora tal como soy, no puedo sino esbozar una sonrisa de agradecimiento.

Tuesday, June 12, 2012

PROVOCACIÓN Y TAUROMAQUIA

Ya he explicado alguna vez que este blog tiene espíritu de work in progress, que empezó para no aburrirme  mientras esperaba que me largaran de un trabajo y que tiene más de ensayo que de tesis. Por eso no existe una línea univoca. Me digo y me desdigo y como en toda investigación que se precie, me pierdo y me encuentro a lo largo de sus entradas,  que  no dejan de ser un reflejo de mis movimientos vitales.Y me resulta asombroso como, en los últimos meses, los mensajes que necesito acuden siguiendo un orden como de calculado plan de estudios. 

Ayer mismo, tres canales distintos, uno de ellos mientras dormía, me trajeron  respuesta a algo con lo que me devanaba no hace mucho.  Ya planteaba hace algunas entradas, la dicotomía entre fluir vs. voluntad sin llegar a una solución satisfactoria. Estoy bastante en acuerdo con esa filosofía, de maneras zen, que apuesta por eludir  resistencias y permitir el curso de la vida (contra esa actitud tan humana y tan prepotente de alterar el cauce de los ríos que suele terminar con pueblos o campings anegados por la riada). De otra parte me resulta muy difícil renunciar al deseo de transformar el mundo dado que la naturaleza nos da capacidad para ello. Sin embargo, la vía del conflicto que tanto he practicado y tanto me ha desgatado ya no me parece camino.

Creo que una manera, quizás LA MANERA, de resolver esta aparente contradicción reside en otro concepto por el que tengo, además, una enorme simpatía: la provocación. La provocación como modo de relación con los otros, con la vida y con el cosmos, así, a lo bestia... Es algo parecido a las artes marciales que aprovechan la fuerza del oponente en beneficio propio. Detectar los flujos de energía, su signo e impulsos naturales, para atraerla, dirigiéndola a favor de nuestros destino.

Siempre me muestro cauto a la hora de criticar costumbres, aparentemente bárbaras, cuando perduran en el tiempo (ya sean tamborradas, procesiones, danzas regionales o ritos tribales).  Si han pervivido a la criba que supone cualquier proceso evolutivo es porque funcionan, al menos, en algún nivel. No disfruto, ni defiendo la tauromaquia (y me resulta irritante tener que aclarar que solo es un ejemplo, NO una defensa de la misma) pero entiendo que más allá del desagradable espectáculo del sufrimiento, las corridas entregan una valiosa lección sobre este tema y que es su razón última de ser.  La lidia no esconde sino un ejercicio de provocación sobre energías que escapan a nuestro control. Poco podría hacer el humano para manejar al morlaco por las bravas, salvo recibir un oportuno revolcón y alguna cornada, de propina. Sin embrago,  con la diestra utilización del capote consigue provocar, dirigir y canalizar las fuerzas de la naturaleza (de la vida, a la postre) a su antojo. No parece una lección baladí.

Tuesday, June 05, 2012

SENTIRME EXTRANJERO


La otra tarde viajaba en un vagón de metro cuando irrumpió uno de esos frecuentes grupos de turistas, arrastrando sus bártulos rumbo a la estación de tren. Y por un momento anhelé la sensación de sentirme extranjero.

Dentro de este blog he escrito varias entradas arremetiendo contra el turismo como uno de las plagas de nuestro tiempo: ese absurdo ir y venir de un lado a otro de la celda planetaria, sin interés ni curiosidad o, aún peor, con interés y curiosidad impostados. Sin embrago, la otra tarde desee sentirme turista.

Hay un aire liviano en el turista, probablemente fruto de la situación de estacionalidad que tan bien nos sienta a  los humanos. Una naturaleza transitoria y con fecha de caducidad no puede aferrarse  a conceptos infinitos ligados a lo material, como si esto fuera a durar para siempre.

Otro aspecto muy apetecible es el de la desvinculación específica. Cuando las cosas se ponen tan feas como las han puesto en nuestra sociedad, resulta muy deseable esa sensación de esto no va conmigo. Sentirse libre del peso de la empatía con el resto de congéneres porque, a la postre, hay un poso educativo que a poco nos hace percibir el extranjero como tierra bárbara (por mucho que estemos en urbes tan civilizadas como  Munich u Oslo).  Gozar de ese absurdo punto de superioridad del viajero prepotente que señala la paja en el ojo ajeno sin distinguir en ella su reflejo.

A la postre añoraba sentirme como la versión diletante de los hijos de Sartre y Camus:  un extraño, ajeno, raro, sin nada que ver con el resto de mi tribu porque, es cierto que hay días  en que miro a los míos y no me reconozco.

Wednesday, May 23, 2012

REUNIÓN DE TRABAJO


Estoy en otra jodida reunión y tengo enfrente a un tipo que, dicen, es MUY importante. El menda no para de gesticular como un político y cada frase grandilocuente que escupe me tengo que morder los carrillos para contener la risa, mientras pienso: “¡Por dios, estamos hablando de bolígrafos! (otra vez)”.

“Que si el logo aquí, que si el logo allá, que si el logo acuuuuullaaaaa….”.  La voz del hombre IMPORTANTE se vuelve lánguida igual que un vinilo a pocas revoluciones. Su discurso se me hace ininteligible, aunque el resto de  presentes permanecen impertérritos, anotando en sus libretas como si les estuvieran desvelando el secreto de la juventud eterna: El Santo Grial; pero no: seguimos hablando de merchandising, o seo creo.  Me da por recordar que mi padre  robaba bolis en su trabajo en el Monte de Piedad (hoy Bankia, con “k”. Son unos punks, eso está claro: Y han declarado su particular No Future). Mi hermano y yo cursamos toda la E.G.B. con aquellos putos bolis del oso verde que hoy, seguro, resultan lo más retro pero entonces fueron nuestro estigma. La letra escarlata del despertar de mi conciencia de clase: Ni muy ricos ni muy pobres, pero jamás con un estuche Pelikan de aquellos que semejaban una tartera.  Condenados a seguir la estela de nuestros padres y quemar la existencia mangando bolis y folios de la oficina. Y no consigo explicarme  qué extraño vericueto de la vida me ha llevado a sentarme en esta sala de reuniones, rollito art decó.

El tipo MUY IMPORTANTE  me mira y yo me acojono porque ¡se está derritiendo! Los pliegues de piel comienzan a descender y apelotonarse desmoronándose desde sus sienes, por sus mejillas, su papada...  Igualito que aquellos nazis al final de En Busca del Arca Perdida. Mantengo el tipo porque es evidente que son imaginaciones mías y si no es así, porque paso de acabar en el psiquiátrico. Me levanto y pregunto si alguien más quiere un vaso de agua. Cuando me acerco a la máquina escucho  esa suerte de zumbido infinito que seguro son  mensajes subliminales: “sucumbe, vuélvete dócil, todo será más fácil…”. Me viene a la cabeza el indio aquel de Alguien Voló Sobre el Nido del Cuco y me entran ganas de lanzar la máquina contra la ventana y saltar por ella, porque, a la postre, hemos conseguido hacer del mundo un inmenso manicomio.  Al final finjo  un  trago (estoy seguro que al agua le echan prozac o alguna mierda semejante), vuelvo  a mi sitio y de camino, sin que nadie lo observe, me meto un boli en el bolsillo. 

Tuesday, May 22, 2012

DEL ESFUERZO Y SU PERCEPCIÓN

Se lo expliqué a mi amigo Óscar un día en que, con su largometraje bajo el brazo, me decía que aquello era  un regalo: "¿Regalo? ¡Una leche, tío! ¿Cuántas horas de trabajo e insomnio te ha llevado llegar hasta aquí. No solo filmarlo (que ya es) sino alcanzar la posibilidad de hacerlo... ¡A ti nadie te ha regalado nada!".

Me he enfrentado los últimos días con un serio dilema  entre aceptar el flujo de la vida o intentar marcarlo a fuerza de voluntad. Como firme defensor de la Ley de proyección, el universo no nos devuelve sino lo que nosotros proyectamos sobre él. Pero sucede con frecuencia que nuestros deseos no responden sino a patrones sociales o educativos que nos conducen por sendas equivocadas . Este es el motivo de que esta Ley nos resulte tan antipática: pues nos negamos a encajar que  estemos convocando según qué circunstancias y energías.

He descubierto un buen método para salir del atolladero y es la percepción del esfuerzo. Volvamos al caso de Óscar: incapaz de considerar su titánico esfuerzo en el celuloide  pero que regresaba derrotado cada tarde  tras otra jornada matando el tiempo en una oficina. Aquí podríamos meternos en harinas de motivación, recompensa del esfuerzo y bla bla bla... No lo voy a hacer pues ya me adentré por ese camino y no encontré respuestas convincentes. Pero resumiendo: si tanto peso tiene en nuestra especia la valoración del grupo, por qué algunos encontramos tan placenteras actividades que compensan tan poco en este sentido o directamente, estamos dispuestos a rechazar el asentimiento de la manada en aras de un dudoso destino. 

No tengo aún respuesta que pueda hacerse pública sobre este asunto pero si estoy convencido de que antes de fluir hay que pulir. Sin esa limpieza nos atascaremos contra los residuos del miedo, las mentiras o el resentimiento y el efecto espejo nos devolverá un universo deformado e insatisfactorio. Hecho esto, ya podemos izar las velas y lanzarnos con toda la energía en pos de aquello que la vida nos traiga  porque siempre será una bendición.

Friday, May 11, 2012

TRASCENDER LA SUPERVIVENCIA


La estrategia sería perversa si no fuese porque no sigue otro patrón que la ignorancia: mantener a la población anclada al pánico de la supervivencia para que no se dedique a pensar en lo que están haciendo con sus vidas. Es el último cartucho de unos poderes a los que ya solo queda la pólvora mojada de sus privilegios de tiempos pretéritos.

Cualquiera que se tome la molestia de indagar en los mecanismos del poder entenderá enseguida que este no se trata sino de una concesión. Por decirlo sencillo, el poder no se ejerce jamás sobre nadie sino que se recibe de ellos. Todo lo demás son entelequias: estructuras orquestadas para evidenciar lo que no es.

Como siempre, el problema y su solución está dentro de nosotros. Y es tan sencillo (vale, o tan difícil) como dejar de creer lo que nos han hecho creer. Como en esas pelis de terror en las que dando la espalda al monstruo este pierde toda su fuerza; si fuéramos capaces (realmente capaces) de dar la espalda al sistema de creencias que nos inculcaron se terminaría nuestro sufrimiento.

Arruinarse, perderlo todo, es fantástico: Te regala la lección de que no hay nada que perder. Salvo la vida y quizás ni eso.

¿Qué sentido tiene seguir luchando por nuestros derechos a qué? A levantarnos a las seis de la mañana, a entregar nuestras energías a unos pobres cretinos insaciables de ambición, a defenestrar nuestro ánimo y llegar a casa exhaustos justo cuando nuestra vida debería comenzar, a negarnos el disfrute  de un amanecer pensando que llegamos tarde a un curro que detestamos, a transigir con relaciones vacías solo porque nos enseñaron que es necesario el  otro para sentirnos completos,  a reír chistes groseros y renunciar a cumplir nuestros sueños a cambio de tres raciones de rancho diario... ¿No merece la pena intentar trascender la supervivencia?

Tuesday, May 08, 2012

LOS DE LA AMBICIÓN


Creo que el universo como un reflejo de nosotros mismos. Por eso practico un método de autoconocimento consistente en observar mi entorno para descubrir cuáles son la clase de movimientos estoy generando, consciente o no de ello. Y sin lugar a dudas el mensaje que me trae la vida en este momento es el de la ambición.

Siempre me gustó la descripción que hizo  Baroja de sí mismo  como “hombre humilde y errante”. Sin embargo, de un tiempo a esta parte no terminan de surgir a mi alrededor proyectos  impulsados por el viento de la ambición y no puedo sino preguntarme por qué.

 La ambición es el deseo de conseguir algo, mejorando lo presente. El matiz peyorativo que posee creo que es producto del signo de los tiempos, el zeitgeist famoso: La codicia (ambición sin objeto) ha sido tal que lo ha anegado todo...

Somos seres “deseantes”. De otro modo nuestra supervivencia se habría visto en entredicho hace mucho. Al contrario que otras especies, nuestra  principal ventaja  evolutiva reside en la capacidad de abstracción, esto es: el manejo de  nuestra energía hacia un objetivo diferente del original. Este  es el origen de la creatividad.

Generar  y enfocar tal energía hacia objetos  que nos permitan alcanzar cotas más altas es algo que llevamos haciendo durante toda nuestra historia;, por tanto me resisto a pensar que esta actitud pueda resultar perjudicial de por sí.  Lo que sucede es que, como en tantas otros aspectos,  nos pasamos de frenada o enfocamos nuestra energía en direcciones impuestas o heredadas que no nos son afines. La felicidad impostada tensa y se rasga como la ropa de una talla menos. Moralistas, filósofos y aún místicos se han hartado de explicar que el secreto no consiste sino en conocer nuestro interior.

“No estamos en esto para sufrir”, ese simple pensamiento  fue la chispa  capaz de invocar la luz en alguno de los momentos más tenebrosos de mi vida y sigue alumbrándome a día de hoy. Por eso he esquivado muchos de los caminos que, se me antojaba, no conducían sino al tedio. No entregarme a una existencia pastueña y en habiendo rancho caliente tres veces al día, renunciar a algo más.,  Estamos aquí para algo más que vegetar mientras esperamos a descubrir si después hay otra vida. Son tiempos de coraje.

Sunday, April 22, 2012

EGO, CONSCIENCIA Y CONEXIÓN


Os lo voy a contar…

El ego, aquello que creemos ser, nuestra unicidad y personalidad inalienables es una jaula de oro. Es aquel lugar donde nos sentimos seguros y confortables porque aún cuando las emociones se van de madre siguen estando bajo control. El ego son las vallas  que guardan celosamente lo que creemos o nos han hecho creer ser: ese individuo ya no tan joven, hipermétrope y con franca alopecia, que se gana la vida en una ciudad del occidente en decadencia de principios del siglo XXI; sin adscripción política ni equipo de futbol concretos.  Sin embargo, el vallado del ego no deja de ser un límite que establecemos por motivos que ahora expondré  en mitad de un campo que se vislumbra infinito y de nombre CONSCIENCIA.

El ego es una estrategia evolutiva y como tal de supervivencia. Sin ese apego es improbable que hubiésemos prosperado como individuos y por extensión como especie. Un amigo lo comparaba hace tiempo a la función de la de la leche en los lactantes: un elemento necesario durante determinada etapa de crecimiento. Sin embargo, cumplida su función comienza a resultar una carga y es preciso trascenderlo. Un vistazo a las principales tradiciones orientales lo demoniza hasta grado extremo, acusándole de ser la fuente de todas las desdichas. No diría tanto pero si es un residuo que puede resultar muy perjudicial y amargarnos la vida en buena media. Afortunadamente,  la consciencia viene al rescate.

No es ningún secreto que hace algo más de un año comencé a adiestrarme en el ejercicio de la meditación para superar un estado depresivo. En principio, iba buscando detener aquel torrente de pensamiento incontrolable que se apoderaba de mí a la menor contrariedad (había pasado por sucesivas épocas de estrés que me habían dejado exhausto).  Sin embargo, la perseverancia en aquel ejercicio me llevó a toparme con lo inesperado: la constatación de una realidad que trascendía lo racional (único paradigma aceptable hasta el momento). No os voy a contar la película de cómo me rebelé ante aquel descubrimiento: solo puedo decir que a los treintaymuchos me vi en la necesidad (si quería ser honesto conmigo) de derrumbar el viejo templo de la sabiduría y lanzarme a explorar ese nuevo campo que se abría una vez lograba desasirme de lo que hasta entonces pensaba era mi esencia. Superadas las fronteras egoícas la realidad no termina sino que se amplía. Se abre el campo de la CONSCIENCIA y quizás sea el descubrimiento más importante realizado en toda mi vida.

Aunque me habían hablado de ello, siempre había encontrado maneras de zafarme de la evidencia. Lo que antes atribuía a férreas convicciones morales, a la obediencia al imperativo categórico kantiano, al temor al castigo y la culpa no eran sino expresiones de una realidad mucho más sutil y hermosa: la de que TODO ESTÁ CONECTADO. Lo percibí como una iluminación y lo atribuí a un estado psíquico alterado pero los meses de investigación posteriores arrojaron el mismo resultado: TODO ESTÁ CONECTADO, íntima, sutil pero poderosamente conectado. Lo que hacemos a los demás nos lo hacemos a nosotros mismos porque no hay diferencia entre el uno y el todo. Y de nada sirven las actitudes narcóticas, escapistas o la negación. Antes o después esa verdad ultima, tan poderosa que una vez contemplada trasforma tu vida para siempre, no puede esquivarse. No queda otra entonces que tragarse el orgullo y los años de costumbre, volver a empezar de cero  y aprender a disfrutarlo. Lo cantaba Franco Batiatto que para mí es un sabio: “Vivir no es tan complicado si puedes renacer después”.

Saturday, April 14, 2012

LUCES Y SOMBRAS DE LA LIBERTAD CREATIVA

(Artículo publicado en la edición empresa de Diagonal Abril 2012)

El libro Yo disparé en los 80, editado por Munster Books, aporta el testimonio gráfico de una década tan desfasada como imaginativa.

Igual que esos padres que, por temor al trauma, consienten a sus hijos se comportó la sociedad española durante los ochenta. Obedeciendo al lógico movimiento pendular, tras la muerte del dictador, recorrimos el espacio que va de la represión al “vale todo” en cuestiones artísticas. Si bien dentro de aquella amalgama surgieron altas dosis de talento, también hubo algún pescador de río revuelto que edificó una carrera al socaire de la recién estrenada libertad de expresión. Pocas voces se alzaron a criticar durante aquella década a los que se dedicaron a tomarnos el pelo y convine dar a cada cual lo suyo: No se pueden meter en el mismo saco las canciones de Derribos Arias o Radio Futura, que a cuatro caraduras en bañador y con orinales por sombrero, tratando de emular a Devo.

Madrid fue el lugar escogido para la gran quedada del resto de las Españas. Con la excepción del Rock Radical Vasco que hizo la guerra por libre, todos coincidieron en algún momento por el foro: autóctonos y llegados de otros lares. Era el momento de repartir cartas y cada cual hizo su apuesta: Alaska con los Pegamoides intentaba seguir los pasos de Siouxie, a Auseron se le veían las costuras de David Byrne, Los Nikis como unos Ramones de Algete e incluso productos genuinos como los primeros Gabinete Caligari o Derribos Arias referían a Joy Division. Así las cosas la guerra de géneros estaba servida.

Bajo la denominación de Hornadas Irritantes se agruparon una serie de grupos de tendencia roquera y gamberra como Glutamato Ye-Ye o Siniestro Total. Los que se escoraban hacia el pop recibieron el calificativo de “babosos” y en sus filas se integraban gente como Los Secretos, Mamá o Golpes Bajos (para colmo, nacidos de la deserción de Germán Copini primer vocalista de Siniestro). La disyuntiva era semejante a ¿follar o enamorarse? Del cinturón metropolitano llegaban las propuestas de rock&roll mucho más ortodoxas aunque no exentas de calidad y talento, caso de Burning o Leño. Y el punk que en su deriva ibérica mezclaba las crestas con los cantos regionales: con Eskorbuto, La Polla Records, Larsen o Espamódicos…

Parece mentira que la improvisación y las ganas de juerga dieran lugar a algo perdurable pero así fue. Cuchitriles, como el Agapo o el Penta, se transformaron en los CBGB´s malasañeros. Astutos periodistas, como Jesús Ordobás o Paloma Chamorro, se olieron la trascendencia del momento y plataformas insólitas, como el programa infantil La Bola de Cristal, actuaron como altavoces de un movimiento prolijo y provechoso.

No soy de los que tienden a culpar al sistema pero hay que admitir que la reinstaurada democracia tuvo bastante que ver en este flocerer creativo. Sobre todo los presupuestos de las fiestas patronales y otros eventos municipales. Encabezados por Tierno Galván, la mayoría de alcaldes de la piel de toro sufrieron su deriva del pasodoble al moderneo: había que ser moderno al precio que fuera y gracias a ello hicieron carrera Loquillo y los Trogloditas, Ilegales o Burning. Aquello duró toda una década, antes de que las plazas populares se poblaran de “triunfitos” y dejara a dos velas a los hijos del rock & roll, tal como relataba Josele de Los Enemigos en una entrevista reciente. La música moderna durante los noventa quedaría relegada a la sala (club para los snobs) y al festival veraniego con epicentro en Benicassim. Había terminado la boda gitana de la que deja cumplida cuenta el libro “Yo disparé en los 80” a través de las instantáneas de por Marivi Ibarrola..

Las crónicas del momento narran que Madrid era una fiesta y como a todo guateque que se precie, acudieron gorrones que, con su orinal en la cabeza, tomaron el pelo al personal a base de bien. No nos extenderemos en nombrarles pero ahí estuvieron, al amparo de la relajación de costumbres, la juerga colectiva y la subvención. También de la Factory de Andy Warhol salieron obras maestras como el primer disco de la Velvet o tomaduras de pelo, como el vídeo en que una modelo dormía la siesta de seis horas. Que cada cual escoja.




Tuesday, March 20, 2012

SOBRE CINE, CREACIÓN, VIDA Y CORRIENTES

El proyecto de Los Hijos de Mambrú en el que tan feliz estoy de integrarme me lleva a reflexionar sobre algunos conceptos acerca de lo que es la creación y la vida. Asuntos livianos, ya ven.

No me parece casual que mi regreso al ruedo cinematográfico coincida con la superación de una crisis personal como, quizás, no hubo otra en mi vida. Durante todo este tiempo mi capacidad creativa permanecía bloqueada y aunque mi amigo Óscar nunca dejó de repetirme aquello de “eres uno de los nuestros” (y lo agradezco), en un ejercicio de responsabilidad decliné varias veces su ofrecimiento pues sabía que me sería imposible estar a la altura ¡Y qué altura la de Los Hijos de Mambrú! Conocer a buena parte del equipo artístico fue lo que terminó de decidirme a participar: gente talentosa, entusiasta y divertida junto a los que apetece trabajar.

Confieso que en mi anterior vida como guionista/director había algo que me resultaba irritante del proceso cinematográfico y era cómo (pensaba entonces) se desvirtuaba la idea desde su concepción a la puesta en escena. No importaba lo excelso de las interpretaciones, lo logrado que estuviera el sonido o lo atinado del diseño de producción. Algo siempre se perdía en el camino: ni siquiera el sol iluminaba con la intensidad adecuada. Como un Kubrick de serie B aspiraba a la calcomanía de una idea. Estaba atrapado en una concepción dominadora del mundo. Una concepción que se convirtió en una trampa terrible. Una trampa para mi ego convencido de que todo era susceptible de adaptarse a su voluntad.

Necesité un buen revés de la vida para aprender que no se puede obstaculizar su corriente. El único camino posible (y esa es una tarea de aquí al resto de mis días) pasa por aprender a fluir. No perder nunca la perspectiva de que es la vida quién nos lleva: y por las buenas podemos disfrutar surcando sus olas pero en el momento en que tratemos de oponer resistencia nos lanzará sin piedad de cabeza al fondo del océano.

Hace unos meses tomé la decisión de no tomar decisiones. Abrir las compuertas que por pura supervivencia permanecían cerradas y permitir el paso de la vida. Los resultados han sido tan espectaculares que he dejado de preocuparme. Creo, sinceramente, que no hemos venido al mundo a sufrir y que toda desdicha no es sino un error de interpretación. Las cosas suceden como deben y nos equivocamos al intentar dirigirlas. Sencillamente, no se puede dirigir nada; es imposible.

Monday, March 12, 2012

GRATITUD

Entre las múltiples peculiaridades con que arranca mi día (y ya son unas cuantas), la última es dar las gracias a Dios por la oportunidad de disfrutar de un nuevo día. No importa lo apretada que tenga la agenda o que me hayan programado una reunión que no me apetece nada: Doy las gracias cada mañana y aunque hay jornadas en que a media tarde me entran ganas de tirar la toalla y preguntarme ¿gracias por esto? intento no hacerlo porque estoy convencido que cuando me encuentre a las puertas de la muerte daré lo que fuera por repetir aunque sea la más cutre de las jornadas.

Y ya metidos en harina de agradecimientos últimamente me ha dado por dar gracias por todas las experiencias difíciles o desagradables que la vida me trae. No es que sea masoquista, nada de eso. Pero es cierto que son las dificultades las que nos obligan a evolucionar: esa llamada difícil, ese ejercicio de paciencia, ese individuo irritante, ese esfuerzo que desearías no realizar...

Este fin de semana lo he dedicado a meditar sobre la gratitud. La gratitud es el sentimiento de celebración de la vida, es el refulgir del universo en nuestro interior y la certeza de que no importa tanto el cómo como el qué. Y el qué es estar vivito y coleando a pesar de los pesares o quizás GRACIAS a ellos.

Tuesday, March 06, 2012

EN CONTRA DE LA NOSTALGÍA

Llevaba tiempo persiguiendo la ocasión de ver la última película de Woody Allen y no fue hasta el domingo y después de que la repusieran, supongo que por la cosa de los Oscar, que me pude acercar a verla.

Woody Allen rueda cada vez peor (el tipo plantifica la cámara y se va a tomar café) pero no importa porque es un grande por lo que cuenta y a estas alturas se lo puede permitir casi todo. Como si a cierta edad, se prescindiera de la forma porque has adquirido la certeza de que lo importante es el fondo.

Midnight in Paris es una atinada y precisa reflexión sobre la manera en que enfrentamos los problemas. O más bien, sobre las estrategias de huida de los mismos. El protagonista es un eterno escritor incapaz de abordar decisiones vitales que cada vez son más urgentes.Por uno de esos mecanismos que solo la ficción (y algunos ritos chamánicos) concede viaja en el tiempo a los locos años veinte, aquellos en que Paris era el 24 hour party people del momento. La trama da para bromas más o menos culturetas a cuento de los Fitzgerald, Hemingway o Picasso pero a lo que va es a la estrategia de huida hacia un pasado (real o ficticio) que, a menudo, acometemos los seres humanos. Resulta revelador comprobar como lo que nos conforta no es el regreso a un pasado concreto, sino a uno genérico que nos evite afrontar el presente.

La nostalgia es peligrosa porque encarna la némesis de la acción. A menudo, el pasado puede resultar ideal, dado que no es maleable, ni nos exige: el pasado fue y no tenemos que esforzarnos en construirlo; muy al contrario que el presente o el futuro. Pero como dijo el otro,: cualquier tiempo pasado solo fue anterior.

Wednesday, February 29, 2012

Wednesday, February 22, 2012

LOS HIJOS DE MAMBRÚ: PERDIDOS EN LA GUERRA CIVIL

Madrid-21 de febrero de 2012

¿En tiempo de guerra cualquier agujero es trinchera? ¿Cuáles fueron los verdaderos motivos de la contienda fratricida? ¿Existió realmente la guerra civil o es un invento de historiadores de río revuelto? Son algunas de las incógnitas que Los Hijos de Mambrú NO pretende resolver…

Los Hijos de Mabrú es una ambiciosa serie on line de la productora Delamancha Films que retrata los avatares de cuatro milicianos del frente de Teruel transitando por la delgada línea entre la supervivencia y la deserción. En cada capítulo, los protagonistas se verán envueltos en situaciones difíciles, terribles o surrealistas, herederas de los mejores Berlanga o Cuerda. De ahí, que en palabras los directores, Oscar Parra y Mario Bravo, Los Hijos de Mambrú sea un hibrido entre La Vaquilla y la teleserie Lost. Todo tiene cabida en esta suerte de odisea turolense que se está rodando en escenarios exteriores de varios pueblos de la sierra de Madrid (Navacerrada, Cercedilla…). Escrita y dirigida a cuatro manos en complicidad con el elenco artístico principal, integrado por los actores Aitor Allué, Clemente Beltrán, Carlos Mestanza y Miguel Catarecha.

Los Hijos de Mambrú tendrá su puesta de largo on line (www.loshijosdemambru.com) e in situ en el evento del JUEVES 1 DE MARZO en "PICNIC" (calle del Pez, 36 - esquina con calle de las Minas a las 21:30h).

¡Os esperamos a todos en nuestro estreno oficial!
¡Hasta entonces podéis disfrutar del primer teaser del proyecto!

Si quieres asistir a la premiere o ampliar la información puedes contactar con Prensa y Comunicación: 637 178 175 – mario.bravoaviles@gmail.com


Wednesday, February 15, 2012

MUERTE EN LA NIEVE

Estoy muerto. Mi cadáver yace tumbado boca abajo sobre la nieve de una ladera del Puerto de Navacerrada. No estaba preparado para morir pero ¿quién lo está?

Estamos en la grabación de un capitulo de Los hijos de Mambrú (el proyecto de serie on line en el que me he embarcado gracias a la generosidad de mi amigo Óscar). Por necesidades de atrezzo tenemos que improvisar una secuencia con el cadáver de un militar y mi trenka del ejército alemán se alza como la mejor candidata. Me tiendo sobre la nieve, apoyando el rostro contra el suelo para dar verosimilitud a mi muerte. Intento contener la respiración pero a bajo cero los mecanismos de supervivencia se imponen a la voluntad y el frío me impide detener los pulmones. Confío en que las capas de ropa amortigüen la respiración y no estropeen la toma. Hay que repetir varias veces y mientras me congelo, pienso en lo que hago allí tumbado cuando podría estar calentito en una oficina: Ahí sí estaría muerto de veras, como tantos y tantos. Morimos en vida cuando renunciamos a cumplir nuestros sueños.

El viernes se cumplen 5 años de la muerte de mi padre (casi el mismo tiempo que llevaba sin acudir a un rodaje). Tumbado sobre la nieve recuerdo una de sus frases recurrentes: “¿Hijo, y por esto cuánto te pagan?” Sé que solo ahora sería capaz de entender mi respuesta: “Padre, si hubiera que ponerle precio, no habría dinero para pagarlo”.