Tuesday, March 20, 2012

SOBRE CINE, CREACIÓN, VIDA Y CORRIENTES

El proyecto de Los Hijos de Mambrú en el que tan feliz estoy de integrarme me lleva a reflexionar sobre algunos conceptos acerca de lo que es la creación y la vida. Asuntos livianos, ya ven.

No me parece casual que mi regreso al ruedo cinematográfico coincida con la superación de una crisis personal como, quizás, no hubo otra en mi vida. Durante todo este tiempo mi capacidad creativa permanecía bloqueada y aunque mi amigo Óscar nunca dejó de repetirme aquello de “eres uno de los nuestros” (y lo agradezco), en un ejercicio de responsabilidad decliné varias veces su ofrecimiento pues sabía que me sería imposible estar a la altura ¡Y qué altura la de Los Hijos de Mambrú! Conocer a buena parte del equipo artístico fue lo que terminó de decidirme a participar: gente talentosa, entusiasta y divertida junto a los que apetece trabajar.

Confieso que en mi anterior vida como guionista/director había algo que me resultaba irritante del proceso cinematográfico y era cómo (pensaba entonces) se desvirtuaba la idea desde su concepción a la puesta en escena. No importaba lo excelso de las interpretaciones, lo logrado que estuviera el sonido o lo atinado del diseño de producción. Algo siempre se perdía en el camino: ni siquiera el sol iluminaba con la intensidad adecuada. Como un Kubrick de serie B aspiraba a la calcomanía de una idea. Estaba atrapado en una concepción dominadora del mundo. Una concepción que se convirtió en una trampa terrible. Una trampa para mi ego convencido de que todo era susceptible de adaptarse a su voluntad.

Necesité un buen revés de la vida para aprender que no se puede obstaculizar su corriente. El único camino posible (y esa es una tarea de aquí al resto de mis días) pasa por aprender a fluir. No perder nunca la perspectiva de que es la vida quién nos lleva: y por las buenas podemos disfrutar surcando sus olas pero en el momento en que tratemos de oponer resistencia nos lanzará sin piedad de cabeza al fondo del océano.

Hace unos meses tomé la decisión de no tomar decisiones. Abrir las compuertas que por pura supervivencia permanecían cerradas y permitir el paso de la vida. Los resultados han sido tan espectaculares que he dejado de preocuparme. Creo, sinceramente, que no hemos venido al mundo a sufrir y que toda desdicha no es sino un error de interpretación. Las cosas suceden como deben y nos equivocamos al intentar dirigirlas. Sencillamente, no se puede dirigir nada; es imposible.

2 comments:

Óscar Parra said...

Acertado, de principio a fin, análisis de la realidad del cine actual.
O te diviertes o, tal y como son las cosas, es mejor ponerte a vender botones en Pontejos.

mario said...

Divertitse, amigo. Has dado en el clavo!