Tuesday, April 26, 2011

CANSADO DE CANCIONES DE AMOR

Hasta hace poco mis oídos se hallaban bastante a salvo de las radiofórmulas. Exceptuando momentos puntales, como en la cola del super o la peluquería, vivía ajeno a la morralla musical que se empeñan en escuchar mis contemporáneos. Pero, como digo, hoy la situación es muy otra y estoy abocado a sufrir durante bastante horas al día la programación, monótona, cansina y reiterativa de las radiofórmulas. Lo cierto es que con los años me he vuelto menos talibán en cuestiones musicales, llegando a tolerar cosas que en mi adolescencia me hubieran impelido a empuñar el lanzallamas. Al fin y al cabo en esta vida se trata de disfrutar y, oye, si al personal le va la coprofagia quién soy yo para negárselo.

Lo que me cuestiono a menudo, es hasta qué punto es bueno el incesante bombardeo de canciones de amor cuando, en realidad, el amor apenas ocupa un mínimo espacio en la vida de muchas personas. No se me malinterprete: Esto no es una negación del amor, como tampoco era una defensa de la energía nuclear el post que escribí cuando el accidente de Japón. Es solo una reflexión.

Lo que vengo a decir que siendo una energía tan potente no deberíamos entregarnos a ella sin criterio. Más que nada porque se produce cierta banalización del sentimiento y sobre todo, frustración, toneladas de frustración. Siguiendo con la metáfora nuclear: la frustración es la radiactividad del amor; que apenas se detecta pero te consume por dentro. Y observo mucha gente infeliz por culpa de esas inocentes tonadillas que hablan de amores borrascosos, vidas patas arriba y pasiones extremas, que inducen a anhelar lo romántico como algo cotidiano cuando la experiencia amorosa, así en plan torrencial, es por regla general un suceso puntual. Por pura supervivencia, vaya.

Cada día tengo más claro que la insatisfacción es uno de los mecanismos que engrasan el capitalismo. Aunque pueda parecer lo contrario, vivir no debería ser tan complicado. “Renuncia a realizarte” exageraba el personaje de Tyler Durdeen en El Club de la Lucha, renuncia a enamorarte exagero yo; o escuchen “Me casaré cuando me enamore” de Francisco Nixon que además es una de esas grandes canciones que nunca programarán en las radifórmulas.

2 comments:

Anonymous said...

Muy acertada la reflexión, si tu amor te rechaza siempre harán productos para que consumas y te sientas mejor, porque ellos, si te quieren.... Mientras tengas algo que darles...

mario said...

...porque usted necesita lo que no necesita!