Saturday, November 04, 2006

BRICONSEJO DE HOY

Hoy me ha tocado madrugar para dedicarme a la albañilería. Nada serio, pero todo un reto para alguien como yo.

Desde niño he sido muy torpe en mis relaciones con lo físico. Mi padre apenas ganaba para pagarme los infinitos pelos de segueta que gastaba en los deberes de Trabajos Manuales. Y los resultados... en fin. Por fortuna la asignatura era de las denominadas "marías" porque sino aún estaría enepitiendo séptimo de E.G.B.

Siempre he envidiado a los manitas. Me recuerdan un poco lo que afirma Martín Amis de los guapos (y que yo, con matices, suscribo): su vida debe ser mucho más confortable. Ya abundaré sobre el tema que si no me voy a dispersar demasiado y uno de mis propósitos en esta página es no hacerlo.

El caso es que con el paso de los años y la ausencia de una asignatura evaluable sobre el asunto decides olvidarte del bricolaje. Al fin, apretar una tuerca, pelar un cable o reparar un motor no son situaciones cotidianas a menos que curres en un taller. Sin embargo, aunque tú olvides el bricolaje, éste nunca te olvida a ti. Y llega el día en que te encuentras cara a cara con el horror... una gotera en el techo del baño, la lavadora que no arranca o una encimera del Ikea.

No me gustan las cosas que no entiendo. Quizás sea esta la razón última de que me hiciera agnóstico. Pero si bien uno puede permitirse el lujo de apartar a dios de su vida, no se puede hacer igual con el cuarto de baño (a menos que uno esté dispuesto a asumir una discriminación mucho más severa que la de los cristianos en sus buenos tiempos). Tampoco me gustan demasiado las dependencias. En fin, podría actuar como mucha gente que a la primera de cambio acude al profesional de turno pero a mí me da mal rollo. Es así: no me agrada la idea de que un tipo entre en mi casa se camele a mi lavadora y la deje como nueva. ¿Verdad que nos resultaría violento llamar a un servicio 24 horas porque nuestra pareja no alcanza el orgasmo? Pues eso. También es claro que uno tampoco puede ser el Da Vinci de la chapuza doméstica; pero confieso que a veces he renunciado durante largas etapas a ciertas comodidades sólo por no rendir mi posición.

Recuerdo una entrevista a Woody Allen en la cual refería su fobia a la naturalaza. Servidor, que tantas y tantas veces ha pensado de las palabras del genio “joder, esto se me tenía que haber ocurrido a mí”, pensé entonces “pues este señor no sabe lo que se pierde”. Y, en la medida de lo posible, no me apetece perderme nada que merezca la pena. Por tal motivo subo en aviones aunque me suden las manos durante el despegue, por eso bailo en los conciertos aunque a veces me muera de vergüenza o por eso hoy he madrugado para reparar las filtraciones de la ducha aunque me cueste hacerlo.

La conclusión me la brinda inesperadamente una publicidad de detergentes, demostrando que, antes y después de Manuel Luque, la sabiduría te asalta dónde menos te lo esperas. “Ensuciarse es bueno” es el aforismo que nos regala la última campaña de Skip, acompañando las imágenes de unos niños que manchan su delantal en clase de pintura. No voy a discutir la dimensión moral del término “bueno” (otro día, que hoy se hace tarde), pero creo que “ensuciarse” es la única manera posible de vivir.

5 comments:

Raquel Márquez said...

"... pero si bien uno puede permitirse el lujo de apartar a dios de su vida, no se puede hacer igual con el cuarto de baño", jajaja, a carcajada limpia, qué bueno...

Me identifico un montón con la envidia a los manitas, aunque lo mío he llegado a la conclusión de que es mucha más vaguería y falta de interés de incapacidad verdadera. Por ejemplo, justo con algún mueble de Ikea me he dado cuenta de que puedo ser muy metódica y eso llega a compensar mi nulo sentido del espacio. Un amigo mío dice siempre que se considera muy inteligente para algunas cosas y directamente subnormal para muchas otras. Yo no sé lo primero, pero para la visión espacial soy absolutamente subnormal, no hay remedio, nací tarada para orientarme y entender los esquemas tridimensionales.

Anonymous said...

¡Hola!

Yo no soy nada manitas, más bien soy bastante nula en todo lo que tenga que ver con el bricolage y los arrreglos caseros. Quizás sea debido simple y llanamente a que no me gusta: Nunca me he moslestado en probar y siempre he delegado en otros. También soy muy mala en la orientación espacial y en enetender los esquemas tridimensionales, como dice la amiga Raquel. Sin embargo yo creo que todo se reduce a una cuestión de pereza y despiste porque sorprendemente luego soy buena en la cosa plástica y en las manualidades. En el colegio siempre saqué sobresaliente en plástica y dibujo. Pero bueno, no sé si esto tiene mucho que ver. Un beso gordo gordo gordísimo

Unknown said...

Deseo mostrarte mi total admiración, en primer lugar, por tu voluntad para hacer aquello que te cuesta: yo no subo a aviones porque me suda todo,especialmente el cerebro, yo no me curraba nada la asignatura de plástica sino que pagaba a un compañero en 8º para que me hiciera las láminas de dibujo porque también gastaba un block entero sólo para hacer un círculo y por último, jamás me atreveré a usar un material tan peligroso como la silicona o el cemento, de hecho, recientemente, junto con Paco, he pagado 120 euros a dos chavales para que me arreglaran las filtraciones de la bañera que tú por mucho que hayas sufrido has sabido arreglar solito. En segundo lugar, mi admiración por tu velocidad de actualización, que me está dejando quedar muy mal. Y por último, por ese tono que gastas entre serio y divertido, clásico y moderno, íntimo y público tan dificil de encontrar.

Anonymous said...

Estamos en las mismas. Mi capacidad espacial se sitúa a la altura de la de mi gato. Y no tengo gato.
Sin embargo cuento con mi protector, que no es otro que mi padre, que se las gasta cojonudas en la materia.

El día que me falte me arruina la vida.

David said...

pues yo hago todo lo que puedo, me considero bastante manitas, qué cojones, el día que puse una nueva goma a una lavadora de hace 20 años sin aprendizaje previo, me saqué el cum laude del autodidacta pobre en casa.